Economía

Críticas a privatización de servicios públicos marcarán debates

Joaquín Rábago

Londres, 11 sep (EFECOM).- Las críticas a la privatización creciente de los servicios públicos bajo el Nuevo Laborismo, desde la sanidad a la enseñanza, marcarán los debates del congreso de los sindicatos británicos (TUC) que comienza hoy en Brighton (sur de Inglaterra).

El Gobierno de Tony Blair es acusado por los sindicatos de recurrir a una agenda reformista para desmantelar progresivamente el sector público con el argumento de que hay que dejar que "elija" el ciudadano.

El sindicato de los servicios públicos Unison, uno de los mayores contribuyentes financieros a las arcas laboristas, ha presentado al congreso una moción en la que se denuncia la filosofía gubernamental según la cual la intervención del sector privado es fundamental para mejorar la calidad de los servicios.

"El mercado no debe tener cabida en los servicios públicos porque es nocivo, derrochador e injusto", se afirma en esa moción.

Según el secretario general de Unison, Dave Prentis, "el Servicio Nacional de Salud está siendo amenazado de modo insidioso por el mismo partido que lo creó", denunció.

Mientras que el Gobierno insiste en que la contribución del sector privado es muy limitada y está ayudando, entre otras cosas, a reducir las listas de espera en los hospitales, los sindicatos critican que, al tiempo que se favorece a las empresas privadas, se limitan las inversiones públicas en esos centros de salud.

Los sindicatos también atacarán, han anunciado, los planes del Gobierno para elevar la edad de jubilación a 68 años (de aquí al año 2044).

Por otro lado exigirán que la pensión básica estatal vuelva a crecer al ritmo que los salarios, vinculación abolida por la conservadora Margaret Thatcher en 1980 y que no ha sido revocada por los laboristas.

Mientras tanto, la Confederación de la Industria Británica ha hecho un llamamiento a los políticos que asistirán este semana al congreso de Brighton a resistir las presiones sindicales para que el Gobierno reconozca un reforzamiento de los derechos de los trabajadores.

La patronal británica teme en efecto que las divisiones que han estallado en el Partido Laborista por las resistencias del primer ministro, Tony Blair, a adelantar el traspaso del poder a su eventual sucesor, hagan a este más vulnerable a esas presiones.

Los empresarios han expresado su preocupación por la posibilidad de que un futuro gobierno laborista dirigido por el actual ministro de Finanzas, Gordon Brown, acepte ciertas exigencias sindicales sobre pensiones, salarios o períodos de aprendizaje en las empresas.

La patronal también ha expresado su inquietud ante las presiones sindicales para que el Gobierno británico renuncie al derecho de excluir a este país de las leyes europeas que limitan la semana laboral a 48 horas.

Esa exclusión es "una pieza fundamental del mercado laboral flexible" del Reino Unido, afirma la Confederación de la Industria Británica, según la cual no se puede obligar a nadie a hacer horas extraordinarias, pero tampoco privarle de ese derecho.

El Congreso sindical, que dura hasta el jueves, tiene lugar en plena "guerra civil", como la llaman ya muchos, del Partido Laborista, dividido entre los partidarios de Blair y los del cada vez más impaciente Gordon Brown.

Esa división, que está dañando, según los sindicatos, al laborismo en su conjunto, parece ser más de personalidades que de ideología, y muchos dudan de que un futuro gobierno Brown vaya a representar un cambio de política, dado que el ministro de Hacienda ha sido corresponsable de la agenda reformista y privatizadora de Blair.

Mark Serwotka, secretario general del Sindicato de Servicios Públicos y Comerciales, ha expresado así el escepticismo de la mayoría: "Sería un milagro que alguno de los entre cinco y seis millones de trabajadores del sector público creyese que, con Brown como primer ministro, las cosas iban a mejorar".

Por su parte, Dave Prentis, líder de Unison, se mostró este fin de semana especialmente irritado con el continuado apoyo de Brown a la implicación del sector privado en el Servicio Nacional de Salud. EFECOM

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