
Martin Wolf, periodista y director asociado del británico Financial Times, aseguraba que nuestro país ha sufrido una "década perdida" y no recuperará los niveles previos a la crisis hasta 2017. Al menos así lo indicaba en el Círculo de Economía de Sitges. Una proyección que, a ojos de otras instituciones, como el Fondo Monetario Internacional, resulta ciertamente optimista. De hecho, según indicaba Bank of America Merrill Lynch en un informe, la recuperación española todavía "no se ha filtrado" a la clase media-baja.
"Esto está dando forma a los acontecimientos políticos y reduciendo el apetito por la austeridad y las reformas", advierten los economías Gilles Moec y Rubén Segura-Cayuela. "Al observar cómo la confianza del consumidor ha evolucionado a través de la escala de ingresos desde la Gran Recesión, es evidente que los hogares españoles en la parte inferior de la distribución de los ingresos se está quedando detrás de sus compatriotas más ricos a la hora de reaccionar a la recuperación", señalan.
En este sentido apuntan que la recuperación de España "sigue siendo desigual" y, a pesar del buen desempeño en términos de cantidad de trabajo, "la calidad sigue siendo un problema". Es por ello que desde BofAML estiman que todavía pasará tiempo hasta que la población sienta una verdadera recuperación. Dado el contexto, el crecimiento económico registrado hasta el momento por nuestro país, y que lidera al de otros grandes de la eurozona, no será suficiente para prevenir la caída en el apoyo a los partidos tradicionales, como el Partido Popular y el PSOE. Una situación que podría complicarse de cara a las elecciones presidenciales a finales de año que, según el equipo liderado por Nouriel Roubini en su consultora Roubini Global Economics, provocarán que el país se enfrente el año que viene "al gobierno más fragmentado de su historia".
En la actualidad, y con el caso griego de Syriza en la mente de muchos, es cierto que el dinamismo económico que vive la economía durante los últimos meses ha reducido el atractivo de lo que se consideran como "políticas extremas". Dicho esto, si la clase obrera y media baja continúa sin sentir realmente una recuperación, como si lo hacen en otros países europeos, será difícil seguir adelante con las reformas y ajustes necesarios.
Proyecciones e incertidumbre que podrían desviar los deberes que nuestro país todavía tiene pendientes. Recordemos que, según el FMI, España todavía debe revisar algunas de las reformas ya instauradas e implantar otras nuevas. Al mismo tiempo también debería realizar más ajustes y, entre otras cosas, incluso subir su IVA. Si echamos un vistazo a los cálculos de la institución capitaneada por Christine Lagarde, es evidente que España se queda lejos de recuperar los niveles previos a la crisis en los próximos cinco años.
Incluso, podríamos decir, que en 2020, tal y como están las cosas y si no se sigue adelante con los ajustes y reformas, estaremos todavía a medio gas de los niveles registrados por nuestro país en 2007, cuando la economía crecía a un ritmo del 3,7 por ciento y la tasa de paro oscilaba el 8,2 por ciento. Por aquel entonces, el nivel de deuda bruto con respecto al PIB se situaba en el 35,5 por ciento. De acuerdo a los últimos datos del Fondo presentados el pasado mes de abril, en 2020, la actividad económica avanzará a un ritmo del 1,7 por ciento con un paro del 16,8 por ciento, el doble que en 2007.