
El salario mínimo es uno de los asuntos económicos más controvertidos a nivel mundial, una eterna lucha entre sindicatos y patronales. Este debate vuelve a ser el centro de la polémica ante la creciente desigualdad salarial en los países desarrollados. Los defensores de imponer y elevar un salario mínimo aseguran que es una buena formula para luchar contra la desigualdad e incentivar el consumo. Por otro lado, los detractores creen que un salario mínimo elevado destruye empleo e incluso termina empobreciendo a la sociedad que lo implanta.
En el centro de la polémica a día de hoy se encuentra EEUU, uno de los países en los que la desigualdad salarial crece con más fuerza. Son muchos los trabajadores y sindicatos, que como en la ciudad de Los Ángeles, piden que el salario mínimo alcance los 15 dólares por hora desde los 9 dólares actuales. Parece que la propuesta va a salir adelante y el salario mínimo irá incrementándose gradualmente hasta alcanzar los 15 dólares por hora en 2020. Otros trabajadores y sindicatos de EEUU han comenzado a salir a la calle para reclamar un aumento como el de la ciudad californiana.
La lucha desatada en Los Ángeles está teniendo un final curioso. Tras aceptarse la subida salarial, Rusty Hicks, director de la federación de sindicatos de la ciudad de California ha explicado que "las empresas que lleguen a un acuerdo en su negociación colectiva podrán establecer salarios inferiores al mínimo oficial... Esta negociación provee a ambas partes la libertad de acordar algo beneficioso para ambos", sentencia el sindicalista.
Parece que después de meses de lucha intensa, tras haber logrado el objetivo los sindicatos comienzan a reconocer que hay varios sectores que no pueden soportar un salario mínimo de tal calado. Por ejemplo, el sector de la hostelería y de confección de ropa, que tienen un carácter muy local y son intensivos en factor trabajo, no pueden soportar pagar un salario de 15 dólares la hora. De este modo, si los trabajadores cuentan con representantes sindicales podrán 'descolgarse' del convenio general para acordar su propio convenio de empresa.
La propuesta de Buffett
Tal ha sido el alcance de esta decisión en la ciudad californiana, que hasta el célebre inversor y economista Warren Buffett ha salido a la palestra para advertir sobre los peligros de un incremento del salario mínimo de este tipo. Buffett explicó en una columna en The Wall Street Journal que "elevar el salario mínimo en esa cantidad podría reducir drásticamente el empleo aplastando a los trabajadores menos cualificados, dejando a una importante porción de la población activa en la pobreza", no sería rentable contratar a trabajadores para puestos que no generan apenas valor añadido.
Buffett, preocupado por la creciente desigualdad económica, cree que sí hay que tomar medidas para que los menos favorecidos obtengan un nivel de renta digno: el CEO de Berkshire Hathaway propone un aumento del 'complemento salarial público' (Earned Income Tax Credit) "este complemento no desincentiva el trabajo, puesto que cualquier aumento salarial siempre supondrá un mayor ingreso total para el trabajador. El proceso es simple, usted presenta la declaración de la renta y el Gobierno le envía un cheque. En esencia, el EITC remunera al trabajador y provee un incentivo a los empleados para mejorar su cualificación. Igual de importante es su efecto neutro sobre el mercado laboral, no lo distorsiona y por lo tanto maximiza la creación de empleo", asegura el célebre inversor.
El salario mínimo en Alemania
El salario mínimo en Alemania es de 8,50 euros la hora, aunque en este país no existía una remuneración mínima hasta este año. Desde la implantación de este suelo salarial el desempleo en Alemania no ha mostrado ninguna variación respecto a la tendencia que venía marcando, el porcentaje de desempleados ha seguido descendiendo hasta el mínimo histórico del 4,7%. A pesar de los resultados vistos hasta ahora, el departamento de investigación del Deutsche Bank ha advertido que la buena salud de la que goza el mercado laboral alemán tras la aprobación del salario mínimo es consecuencia de la caída del precio del petróleo y de la debilidad del euro, que está permitiendo a las empresas germanas compensar los costes adicionales del salario mínimo.
Según el informe del banco alemán, más de 4 millones de empleados se han beneficiado de este aumento salarial, pero pueden empezar a sufrir sus consecuencias a corto plazo: "Algunas compañías comenzarán a sufrir ante el aumento de los costes, sobre todo las empresas del este de Alemania dedicadas a la agricultura y al sector servicios. En el medio plazo esperamos un efecto negativo sobre el empleo en 800.000 personas, es el camino equivocado".
La opinión de los expertos
Otros economistas como Emilio Ontiveros, fundador de Analistas Financieros Internacionales, explica a El País que "disponer de un salario mínimo tiene un valor referencial, no sólo actúa como base de remuneración, evitando abusos, sino también de umbral para la percepción de algunas y beneficios sociales. Su existencia es una señal de mínima cohesión, favorecedora de la estabilidad".
Por otro lado, Miguel Ángel Bernal, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles, cree que "existen muy pocos países que no tengan un salario mínimo", aunque también reconoce que aquellos que no lo tienen gozan a su vez de unas tasas de paro muy bajas. Dinamarca, Finlandia, Noruega o Austria son países que no tienen salario mínimo.
Otros economistas como Juan Ramón Rallo, director del Instituto Juan de Mariana, creen que el salario mínimo no sólo destruye empleo, sino que puede acabar empobreciendo al conjunto de la población. El aumento de los costes que supone implementar un salario mínimo puede terminar trasladándose al precio final de los bienes y servicios, erosionando su competitividad. Mientras que las empresas que no pueden trasladar estos costes al precio final de sus productos tendrán problemas para lograr beneficios y pueden terminar reduciendo su plantilla y sus inversiones.