
Desde el inicio de la crisis griega, allá por 2010, se ha hablado del caos que supondría la salida de Grecia de zona euro, así como de la miseria que dejaría en el país heleno. Pero no todos los expertos coinciden en la misma visión pesimista del suceso y, de hecho, hay quien defiende que las repercusiones sería mucho más que positivas para la economía griega.
Una de estas voces contrarias al drama que originaría la Grexit se basa en la Historia. La tesis que Adam Slater, economista jefe en la firma de análisis Oxford Economics, mantiene en su reciente informe defiende que de los más de 70 países que desde 1945 han abandonado uniones monetarias, solo unos pocos han experimentado pérdidas significativas en su producción y crecimiento. De hecho, en algunos de estos casos el retroceso económico se debe a causas distintas, como sucedió con la antigua Yogoslavia y la guerra civil.
Más positivo que negativo
De forma general, el crecimiento fue positivo en alrededor de dos tercios de los países que adoptaron una nueva moneda salidas en el año en que ocurrió, mientras que para un tercio las consecuencias fueron negativas. Y solo para un 8% de los países las economías se vieron seriamente afectadas, anotándose retrocesos en la producción del 20% o más.
"El escenario más probable si abandona el euro será una significativa caída del PIB, pero las evidencias históricas sugieren que ésta estaría seguida de un repunte bastante fuerte", indica en el estudio, recogido por Bloomberg. Y pone ejemplos: Checoslovaquia disolvió su unión monetaria en 1993 en un periodo de 'transición' de solo cinco semanas y en el marco del proceso de disolución de este país en dos nuevas naciones, la República Checa y Eslovaquia. La producción eslovaca cayó alrededor del 4% ese año, pero dos años después, en 1995, ya era un 10% más elevada que en 1992.
Trasladando los cálculos a Grecia, Slater no descarta que el producto Interior Bruto (PIB) de Grecia pueda desplomarse hasta un 10% tras abandonar el euro, pero agrega también que la caída se vería limitada por otras "ventajas" que darían pie a la recuperación y que depende mucho de "cómo se gestione la transición". En este punto, el economista reconoce que Grecia se vería beneficiada en el caso de conseguir un tipo de cambio más débil que impulsase las exportaciones y unas condiciones monetarias más flexibles. Además, a través del default el Gobierno de Atenas podría encontrar espacio fiscal para recapitalizar a los bancos y cualquier posible movimiento a la baja en las bolsas apenas se sentiría en los hogares, ya que solo el 2% del dinero de los pequeños ahorradores está en la renta variable.
De acuerdo con el informe, el crecimiento medio que alcanzan los países que cambian su divisa se sitúa en el 2,7% el año que toma la decisión, y del 3,2% desde el año previo hasta el año posterior a la misma. "La producción puede ser sorprendentemente resistente ante las salidas de una unión monetaria y las graves crisis financieras que a veces las acompañan", apunta Slater.