
La población alemana es cada vez menos numerosa y cada vez más vieja. Un informe de la Oficina Federal de Estadística prevé que los 81 millones de habitantes que a día de hoy tiene Alemania aumenten ligeramente en los próximos cinco a siete años para después disminuir drásticamente. Así, en 2060 vivirán en el país de Angela Merkel entre 68 y 73 millones de personas. El anterior pronóstico de 2009 había asumido que habría entre 65 y 70 millones de personas. Los nuevos cálculos, por tanto, indican que la población se contrae, pero lo hará a un ritmo más lento, y la causa de ello es la inmigración.
El boom migratorio tuvo su origen en los años 90 con la reunificación de la República Federal Alemana y actualmente el país ocupa la segunda posición, detrás de EEUU, en la lista de los países más atractivos para vivir y trabajar. Aun así, los expertos consideran que el número de inmigrantes que recibe Alemania es insuficiente para paliar los problemas demográficos que amenazan la sostenibilidad de las estructuras de Estado.
Inmigrantes necesarios cada año
El año pasado la inmigración neta (el número total de extranjeros que llegaron menos los que se fueron) fue de 470.000 personas. La media de los últimos 60 años es de unos 200.000 nuevos inmigrantes cada año, según la Fundación Bertelsmann. Un estudio encargado por esta institución indica que Alemania necesitaría aumentar su población en unas 533.000 personas anuales para hacer frente al rápido envejecimiento de su población.
A día de hoy, uno de cada 5 alemanes es mayor de 65 años, y se espera que en 2060 lo sean uno de cada tres. Además, los expertos prevén que la población en edad de trabajar sufrirá un drástico descenso de 45 a 29 millones. Esta caída se debe principalmente a que la generación del "baby-boom" de los años 50 y 60 alcanzará la edad de jubilación a más tardar en el año 2030.
El Consejo de Expertos de Fundaciones alemanas sobre Integración y Migración (SVR) advertía la semana pasada que Alemania necesita urgentemente más inmigración para solucionar las dramáticas consecuencias de sus tendencias demográficas. Su reivindicación no es nueva. Actualmente hay "un consenso político en el sentido que la inmigración ayuda a Alemania y es realmente buena y útil", explica Axel Plünnecke, catedrático en el Instituto Colonia. "Estamos mejor de lo que pensamos", explica la presidenta del SVR, Christine Langenfeld, pero también lamenta: "todavía no hay una estrategia en la política de migración".
Reiner Klingholz, director de Instituto Berlín de Población y Desarrollo, asegura que Alemania debe trabajar para atraer a más extranjeros y desarrollar su cultura de bienvenida. Pero a la hora de la verdad, a la locomotora de Europa le falta credibilidad. Los ataques incendiarios, las manifestaciones de PEGIDA y las últimas reformas legislativas que restringen los derechos de la población extranjera no muestran la imagen de país acogedor que los políticos quieren dar.
Camino al empobrecimiento
Las sucesivas reformas en el sistema de pensiones que Alemania ha impuesto en los últimos 15 años (y que España ha imitado) han provocado un aumento masivo de la pobreza en la vejez. Las pensiones son muy bajas, y cada vez son menos los alemanes que pueden permitirse pagar un plan de pensiones privado para compensarlas. El umbral de la pobreza es de 930 euros mensuales, y uno de cada dos jubilados cobran menos de 700, por lo que muchos de ellos (cerca de 800.000, según cifras oficiales) se ven obligados a trabajar en minijobs para completar sus ingresos. El problema se agravará, porque se espera que de aquí a 2030 las pensiones sean un 25 por ciento más bajas.
Un problema a escala europea
El envejecimiento de la población afecta a toda la Unión Europea. La esperanza de vida aumenta y la tasa de natalidad se reduce. En España, la población mayor de 65 años se doblará de aquí a 2050. Y la población que debería sufragar el pago de sus pensiones (entre 16 y 64 años) se reducirá. Según el Instituto Nacional de Estadística, si hoy por cada 100 personas en edad de trabajar hay 27,6 mayores de 64 años; en 2050, habrá casi 73. Los Gobiernos de casi toda Europa han reformado sus sistemas de pensiones. Italia, Francia, Portugal o Suecia han emprendido cambios para limitar la jubilación anticipada y retrasar la edad real de jubilación.