Economía

Desconfianza en la campaña británica ante el baile de alianzas post-electorales

Los partidos británicos apuran las últimas jornadas antes de las imprevisibles generales del jueves en un ambiente de desconfianza después de que los laboristas descarten pactar con los nacionalistas escoceses

Los partidos británicos apuran las últimas jornadas antes de las imprevisibles generales del jueves en un ambiente de desconfianza. La inesperada confesión del debutante Ed Miliband de que si su acceso a Downing Street depende de los nacionalistas escoceses, no habrá Gobierno laborista ha revolucionado la campaña. Ante el imparable auge del Partido Nacional Escocés (SNP) en las encuestas, que le atribuyen la práctica totalidad de los 59 asientos en juego en Escocia, David Cameron había basado su reelección en el miedo a un Ejecutivo controlado desde Edimburgo. Sin embargo, el golpe táctico de su rival vacía de contenido su estrategia y amplía todavía más la incertidumbre para el 7 de mayo.

El empate técnico de las dos formaciones mayoritarias en las encuestas, junto a la popularidad de partidos hasta ahora marginales, afianza no sólo la inminencia de un nuevo Parlamento sin hegemonías, sino la necesidad de pactar. El rechazo de Miliband a hacerlo con quienes se venía tipificando como sus interlocutores naturales, un SNP que, ante todo, defiende una agenda anti-austeridad, abre la puerta a un escenario inexplorado en Reino Unido desde los 70: un gobierno en minoría.

Forzados a ponerse de acuerdo

Esta tesitura obligaría a recabar apoyos para proyectos básicos, como el Discurso de la Reina en el que se avanzan las perspectivas legislativas del año entrante. La aritmética parlamentaria forzaría a pactar, pero con su declaración del pasado jueves, el candidato laborista zanja, al menos de momento, el debate sobre a una colaboración estable con el SNP.

La experiencia, con todo, muestra cómo estos compromisos pueden diluirse una vez completado el escrutinio. El propio Cameron había asegurado en 2010 que no pactaría con los liberal-demócratas y cinco años después no cierra la puerta a reeditar la coalición. En consecuencia, Miliband aspira a reducir el foco sobre potenciales alianzas y presentar a Cameron como el azote de servicios básicos, incluidas las prestaciones por hijo, una de las grandes protagonistas de la semana.

No en vano, un estudio de ComRes muestra la errónea percepción ciudadana sobre las promesas de campaña: la inversión en Sanidad prometida por los tories es identificada como una promesa laborista y la determinación laborista de reducir el déficit cada año de la próxima Legislatura es considerada un anuncio conservador.

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