
Al contrario que el sector privado, el primer trimestre supuso un nuevo incremento en el empleo público. Al calor de la cercanía de las elecciones, las administraciones públicas generaron 1.900 puestos de trabajo, con lo que se alcanzaban los 2,927 millones de personas formando parte de alguna plantilla pública, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que ayer publico el el INE.
Este avance, unido a la caída del empleo privado en los tres primeros meses de 2015, ha hecho que la proporción de empleados públicos suba por primera vez desde el año 2011. En concreto, según la EPA, actualmente el 16,9% de los ocupados trabaja en alguna administración.
Históricamente, la proporción siempre estuvo en torno al 14-15% del total de ocupados, pero la destrucción de empleo privado en los primeros años de la crisis llevó al porcentaje a alcanzar el 17,8% en 2010. Después de aquello, vinieron los recortes en el gasto público y, con ellos, la pérdida de empleos en la administración, lo que motivó que el porcentaje bajase hasta 16,7% del total. Ahora, cuatro años después, retoma la senda alcista.
En Ceuta y Melilla, la mitad son funcionarios
Mientras la proporción variaba, las diferencias entre comunidades autónomas también se ampliaban. Las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla, son las que tienen el récord de empleo público, ya que casi la mitad de sus ocupados eran empleados de la administración. En concreto, en Ceuta es del 47,2% y en Melilla, del 49% de la población ocupada.
Entre las comunidades autónomas, Extremadura es la que mayor porcentaje de empleados públicos tiene, con un 25% del total. Es decir, uno de cada cuatro personas que trabaja en Extremadura lo hace para alguna administración. Por encima del 20% hay tres comunidades: Andalucía, Castilla y León y Asturias. De hecho, Andalucía creó 27.400 empleos públicos en el primer trimestre.
Por el contrario, las comunidades con menos proporción de empleo público son Cataluña (12,4%), Baleares (13,9%) y Comunidad Valenciana (14,3%). Las tres siempre han estado históricamente por debajo de la media.