Mucho ha pasado desde que en 2012 nuestro país estuviera al borde del colapso. Una recuperación, marcada por ajustes y reformas que han hecho que las previsiones de crecimiento para nuestro país hayan mejorado sensiblemente. Desde el Banco de España estiman que nuestra economía crecerá un 2,8% mientras que el Gobierno sitúa la meta cerca del 3%. El Fondo Monetario Internacional, normalmente pesimista con sus proyecciones, ha revisado al alza durante siete veces sus proyecciones sobre nuestro país, que estima crecerá un 2,5% este año. Un panorama optimista que dista del de nuestros vecinos italianos, donde la economía tan sólo crecerá un 0,5% este año y rozará el 1% en 2016.
Una dinámica que según las estimaciones pondrá a España por delante de Italia en 2017 en lo que a PIB por Paridad de Poder Adquisitivo (PPP, por sus siglas en inglés) per cápita se refiere. Un cambio que pone de manifiesto el retraso italiano a al hora de implementar reformas y sanear su sistema bancario, algo que ha debilitado sensiblemente su expansión económica. De acuerdo a los datos actualizados del FMI, en los próximos tres años la renta per cápita (si ajustamos el PIB a la Paridad de Poder Adquisitivo) de los españoles tocará los 37.651,62 dólares mientras que en Italia esta cifra tocará los 37.602,40 dólares.
Un brecha mínima que seguirá aumentando hasta 2020, cuando la diferencia entre ambos países se amplíe un 3,65%, según los cálculos de la institución. El PIB por paridad del poder adquisitivo es el producto interno bruto convertido a dólares internacionales utilizando las tasas de paridad del poder adquisitivo. Un dólar internacional tiene el mismo poder adquisitivo sobre el PIB que el que posee el dólar de los Estados Unidos en ese país.
En 2020, nuestro país ocupará el puesto número 32 del ranking que mide a las economías mundiales según este baremo. Italia se situará dos puesto más abajo superado por Oman. Dicho esto, tanto nuestro país como Italia se enfrentan a un estancamiento a medio plazo, donde la economía española no crecerá por encima del 1,7% mientras la italiana se moverá entre el 1 y el 1,1%. Proyecciones que ponen de manifiesto como ambos países de la periferia europea deberán seguir revisando sus reformas estructurales y aplicar nuevas medidas si quieren seguir aprovechando el momento generado por los estímulos del Banco Central Europeo, la caída del euro y el abaratamiento de la gasolina. Además, no debemos olvidar el desempleo, que en Italia alcanzará en 2015 un 12,6% pero caerá hasta el 11% en los próximos cinco años.
Por el contrario, el Fondo estima que España seguirá siendo durante los próximos cinco años la economía avanzada con una mayor tasa de paro, que en 2020 se situará en el 16,8%. Con esta tasa de paro y un crecimiento por debajo del 2% a partir del año que viene, la complacencia puede ser una verdadera bomba de relojería, ya que la productividad sigue siendo pequeña y débil.
El problema para la economía española es que no existe un elemento clave que solventar sino que son los pequeños detalles los que lastran la actividad económica. Desde el hecho de que las pequeñas y medianas empresas españolas superan en número a las de otros países de a eurozona pero su productividad es mucho más baja, hasta la formación que reciben los empleados en sus puestos de empleo.
Otros obstáculos llegan por la excesiva burocracia, el IVA, que sigue por debajo de la media europea, y un tema en el que los técnicos del Fondo favorece la implantación de una tarifa plana para las distintas categorías y servicios. También se debe tener en cuenta la responsabilidad de las distintas Comunidades Autónomas a la hora de cumplir sus objetivos fiscales.
