
La UE y el FMI no sólo han perdido casi toda esperanza de lograr un acuerdo con Grecia antes de que concluya abril, como habían acordado con Atenas el pasado febrero. Los acreedores internacionales también creen inútil la imposición de nuevos ultimatos para que el Ejecutivo de Alexis Tsipras presente una lista de reformas. Los europeos ahora tan solo confían en cerrar un acuerdo antes de el programa expire el 30 de junio.
Lo que casi nadie sabe es si Atenas tendrá fondos suficientes para sobrevivir hasta entonces, o la eurozona se pueden encontrar por el camino con una salida accidental de Grecia del euro, dada su obstinada resistencia a las reformas que solicita la UE y el FMI. Sin estos ajustes en las pensiones, el mercado laboral, el IVA o las privatizaciones, los acreedores no están dispuestos a desembolsar al menos parte de los 7.200 millones de euros que quedan en su rescate. Estos fondos ayudarían a cubrir los 1.000 millones euros que Grecia debe pagar al FMI durante las dos primeras semanas de mayo, y los 1.600 millones que necesita el país para pagar a sus funcionarios y pensionistas.
Diversas fuentes europeas comentaron ayer que Atenas seguramente transitará sin problemas mayo, más aún tras haber logrado reunir alrededor de 2.000 millones de euros tras rascar los fondos de reserva municipales. "Con el decreto que se aprobó ayer (por el lunes), la situación, dentro de los límites que hay, se puede manejar bien", comentó una alta fuente de la eurozona.
Las conversaciones entre los representantes del Gobierno de Tsipras y la UE y el FMI se reanudaron el sábado pasado en Paris. Además, los "sherpas" de los ministros de Finanzas (el grupo de trabajo del Eurogrupo) mantendrá una teleconferencia hoy para discutir la marcha de la negociación. Mañana, la canciller alemana, Angela Merkel, aprovechará la cumbre sobre inmigración, convocada de emergencia en Bruselas, para reunirse con Tsipras y, el viernes, el Eurogrupo mantendrá su encuentro informal del semestre en Letonia (Riga). No obstante, como ayer sentenciaron fuentes de la eurozona, "no pasará mucho en Riga".
Desde el lado europeo coinciden en señalar que la "implicación" del Ejecutivo de Syriza ha mejorado en los últimos días. Sin embargo, las diferencias continúan siendo "significativas". Si para el FMI la prioridad es la reforma de las pensiones, para el BCE es la reforma sobre las ejecuciones hipotecarias, según comentan a elEconomista fuentes cercanas a la negociación. Una vez que los europeos aceptaron dar a Tsipras cierta flexibilidad sobre alrededor de un 30 por ciento del paquete de reformas acordado con los anteriores gobiernos helenos, ambos lados intentan acordar que se queda fuera y que debe ser adoptado.
Una alta fuente francesa comentó a un grupo de periodistas que es "legítimo" que Tsipras se involucre en un "debate político" con sus acreedores, con el fin de cambiar aspectos. Pero insistió en que Atenas debe trabajar con meticulosidad y la necesaria base técnica para convencer al Eurogrupo.
A pesar de las complejidades del proceso, e incluso la sensación de constante punto muerto desde hace dos meses, desde Atenas, Bruselas y el resto de las capitales europeas se insiste en descartar una salida de Grecia del euro. Si el país abandona la moneda común, traerá "una inestabilidad muy peligrosa", avisó el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem al canal RTL.
El alto precio de un 'Grexit'
Por su parte, Estados Unidos parece estar bastante preocupado por la complacencia que existe en Europa en lo que se refiere a Grecia. El presidente del Consejo Económico de la Casa Blanca, Jason Furman, advertía ayer desde Berlin que la salida del país heleno desataría un "gran e innecesario riesgo para la economía global", además de generar "incertidumbre" en los mercados.
Furman dejó que pese a la calma que existe ahora en los mercados de todo el mundo, "la situación podría cambiar". "No tenemos mucho tiempo (...), no están donde deberían estar", señaló el funcionario estadounidense.
Una salida de Grecia del euro no solo sería mala para la economía griega, supondría tomar un riesgo enorme e innecesario para la economía global justo en el momento en el que muchas cosas comienzan a ir bien", advirtió Furman en una entrevista con Reuters.