
En su Agenda de Políticas Globales (GPA por sus siglas en inglés) dada a conocer durante el arranque de las reuniones de primavera, Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, vuelve a incidir que existen riesgos para que la mediocridad económica se materialice. "La recuperación en Estados Unidos, Reino Unido y la India ha cobrado impulso, mientras que el crecimiento en otros lugares ha cumplido o ha quedado por debajo de las expectativas, incluso en algunas de las grandes economías emergentes como Brasil y Rusia", estima la gala.
Según la mandamás del FMI en estos momentos existen cuatro riesgos principales que podrían descarrilar la recuperación o simplemente materializar la pesadilla de un crecimiento mediocre que podría dar lugar a la complacencia política y sumir a la economía mundial en un estado de letargo. "Las rebajas de varias de nuestras estimaciones de crecimiento a medio plazo ponen de manifiesto la necesidad de levantar de forma duradera la productividad y el crecimiento", estima la directora del Fondo.
Entre los riesgos que menciona Lagarde en su agenda de políticas está el precio del petróleo. Estos han tenido un "lado positivo" ya que proporcionan un impulso mayor a lo esperado al crecimiento mundial. Sin embargo esta panacea depende de cómo se manifieste ese traspaso de precios, los movimientos en las divisas y si los ahorros del crudo se utilizan para apoyar el crecimiento. En el lado negativo, asegura la máxima funcionaria del Fondo, los precios del petróleo podrían recuperarse más rápido de lo esperado.
Hablando de las divisas, una apreciación del dólar duradera frente a las política monetaria asíncronas en las principales economías mundiales "podría dar lugar a una recuperación global desequilibrada" indicó Lagarde en el documento publicado hoy. "La fortaleza del dólar junto con la debilidad de los precios de los productos crea riesgos para los balances y financiación de los deudores en dólares", afirmó. Según su explicación, las economías emergentes están más expuestas a una fuerte apreciación del dólar y la reversión de los flujos de capital asociados.
Por otro lado, la baja inflación prolongada o la deflación "podría desencadenar una corriente descendente en las expectativas de inflación a medio plazo y elevar las tasas de interés reales en algunas economías avanzadas", avisa Lagarde. Esto podría obstaculizar la recuperación, "lo que agravaría los problemas de sobreendeudamiento, particularmente en la zona del euro, con efectos indirectos a una serie de países europeos más pequeños", puso de manifiesto.