Economía

La emisión de pagarés, posible idea para dar oxígeno a Grecia

El tiempo se han convertido en un bien tan escaso y malgastado como el dinero en Grecia. Si su Gobierno se distrae en maniobras como la reclamación de compensaciones a Berlín por la ocupación nazi, en el lado de los acreedores países como Holanda, Finlandia, los Bálticos o la propia Alemania arrastran los pies hacia la mesa negociadora entre ultimátums y con pocas esperanzas de cerrar satisfactoriamente el último capítulo de la saga griega.

Entre unos y otros, la Comisión Europea intenta proteger unas negociaciones que se aguantan con palillos para cerrar una lista de reformas con Atenas durante el Eurogrupo del próximo día 24, si todo va bien. Este paquete de medidas debe desbloquear los 7.200 millones de euros que quedan en el paquete de rescate actual, para escapar de momento del fondo del precipicio.

Tan solo por unas semanas, hasta que comience, probablemente antes del verano, la negociación de un nuevo paquete de ayuda para encarrilar el futuro económico de los griegos, y que se adivina como la madre de todas las batallas entre Syriza y el grupo de duros que encabeza el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble.

El Ejecutivo comunitario extiende un largo manto para cubrir bajo un "progresa adecuadamente" la marcha de unas discusiones que, sin embargo, desde dentro se ve que avanzan demasiado lentas, según comentan fuentes europeas a elEconomista.

Entre las instituciones de la UE y el FMI creen que Grecia tendrá hasta finales de mayo para cubrir sus vencimientos. Sin embargo, el Gobierno heleno debe encarar por el camino una montaña de facturas pendientes con sus funcionarios y pensionistas de 1.500 millones de euros al mes, sin incluir a sus proveedores. Un dinero que no está y que, de existir, el Ejecutivo de Tsipras quiere salvar para pagar a sus acreedores internacionales.

Por eso, un coro de voces de expertos, e incluso algunos entre el Eurogrupo, sugieren la idea de que Atenas recurra a pagarés con los que saldar sus deudas domésticas.

¿Cómo llevarlo a cabo?

Los llamados IOUs ("I owe you") son un instrumento financiero que volvió a la primera línea cuando el Estado de California recurrió a él en 2009 para escapar de su crisis de liquidez. Más aún, un instrumento similar fue utilizado por el anterior gobierno heleno conservador cuando tiró de "farmabonos" por valor de 5.500 millones para cubrir unas facturas pendientes con la industria farmacéutica, que había amenazado con cortar su suministro a los hospitales griegos.

La Comisión Europea y el Banco Central Europeo rechazan comentar si los IOUs podrían ser una vía temporal para dar algo de oxígeno a Grecia. "La última vez que lo miré, la eurozona funcionaba con euros", ironizó la pasada semana un portavoz de la Comisión. Desde la institución avisan que ideas como esta solo generan "ruido".

Sin embargo es una posibilidad que no sólo que "en principio" es legalmente posible, como reconocen fuentes europeas, sino que además "cuando el gobierno [griego] no tenga más euros para pagar salarios o facturas, podría terminar por empezar a emitirlos", dijo una alta fuente de la eurozona recientemente a Reuters.

En la práctica, estos IOUs funcionarían como un sistema financiero paralelo a través del cual el país podría cubrir, al menos una parte de los salarios de los funcionarios y otros beneficios sociales, recomendó ya en Febrero de 2014 el Levy Economics Institute, en un periodo en el que la presión era mucho menor. Según su propuesta, estos pagarés serían unos bonos del Gobierno con interés cero, perpetuos (sin vencimiento y sin tener impacto en el aumento de la deuda) y transferibles.

Zsolt Darvas, del laboratorio de ideas Bruegel, cree que la idea de los pagarés puede funcionar para el caso heleno como medida de choque, echando la vista atrás para recuperar el ejemplo de California. Así, para que funcionaran en el caso de Grecia, el investigador opina que tendrá que ser solo para un periodo limitado de tiempo, con cantidades pequeñas de dinero, y tan solo para pagar a los proveedores.

Sin embargo, la urgencia principal reside en pagar a funcionarios y pensionistas, con una temperatura política que aumenta en las calles con el paso de las semanas. Si estos bonos se usan para pagar salarios, terminarían convirtiéndose en una moneda secundaria, que perdería inmediatamente su valor frente al euro y que, como reconocen las propias voces de la eurozona, sería complicado que fueran aceptados en comercios. Con un Gobierno de Syriza que intenta agradar a sus votantes, como recuerda Darvas, "dudo que terminarían por pagar con un trozo de papel que seguramente no haría muy feliz a la gente".

Por eso mismo, José Carlos Díez, profesor de la Universidad de Alcalá, se muestra muy escéptico con los posibles beneficios de la emisión de pagarés, en cualquiera de sus formas. En su opinión, la experiencia de California no serviría en este caso porque "el Estado tenía un problema de liquidez puntual, mientras que Grecia encara un desafío estructural mayúsculo". Para Díez, la única opción para Tsipras y su equipo es concluir con celeridad un "acuerdo bueno" con el resto de socios europeos, con el que cerrar el rescate actual y liberar los fondos que quedan. "Aquí si que habría espacio para la mejora", dice apuntando a la torpeza de los helenos y la inflexibilidad de los europeos.

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