
Durante las últimas semanas, la oleada de datos macroeconómicos en Estados Unidos no terminan de convencer y han hecho difícil encontrar proyecciones atinadas sobre el crecimiento que registrará la mayor economía del mundo en el primer trimestre de 2015. No debemos olvidar que desde el pasado mes de enero las previsiones del consenso se han reducido desde el 2,8% hasta el 2,2% en su tasa anualizada.
Una vez más los expertos mencionan distintos factores puntuales, como las inclemencias meteorológicas, a la hora de reducir sus expectativas, un hecho que amortiguan revisando al alza los números de los trimestres posteriores. De ahí, que el país siga aspirando a crecer alrededor de un 3% este año.
Dicho esto, pese a las rebajas de distintos bancos y expertos, la previsión que destaca sobre todas ellas es la de la Reserva Federal de Atlanta, cuyo modelo apunta a un tísico crecimiento del 0,2% para los meses comprendidos entre enero y marzo de 2015. Incluso si tenemos en cuenta el margen de error al alza de un 1%, la proyección se mantiene muy en línea con las estimaciones previstas para la Eurozona.
"El crecimiento en EEUU rotará más que acelerarse en 2015", estima Bruce Kassman, economista jefe de J.P. Morgan, cuya previsión de crecimiento para la mayor economía del mundo se sitúa en estos momentos en un 2,7% para el conjunto del año. "El impacto de movimientos financieros, como el fortalecimiento del dólar, la caída del crudo y los bajos tipos de interés a largo plazo orientarán la demanda hacia los hogares estadounidenses pero ésta disminuirá entre las empresas", añade.
Al mismo tiempo, desde Deutsche Asset & Wealth Management mantienen que los datos provenientes de EEUU "son mixtos y algo difíciles de leer". Los indicadores del mercado laboral han seguido siendo fuertes, apuntan desde el banco, pero ciertas categorías de gasto y los pedidos de bienes duraderos, han decepcionado. Hasta cierto punto, esto refleja factores transitorios, como condiciones meteorológicas adversas, "aunque los efectos de la apreciación del dólar en las exportaciones y las restricciones sobre las fábricas pueden persistir".
J.P. Morgan estima que EEUU crecerá un mero 1,5% en el primer trimestre, la previsión para la eurozona es mucho más positiva, con una expansión del 2% y una revisión al alza de los trimestres posteriores, avanzando un 2,25% entre abril y junio y un 2,5% durante el verano. "Nuestro horizonte a largo estima un crecimiento para Alemania y España del 3%, de ahí que la eurozona en su conjunto mejore su crecimiento", aseguran. "En España, la actividad ya se expande a un ritmo del 3%", añadieron en un informe distribuido entre sus clientes.
De momento, parece que las señales son esperanzadoras. Los datos económicos siguen siendo mejor de lo esperado y la región se beneficia de los precios del petróleo, la reducción del ajuste fiscal y la relajación de las condiciones financieras (debilidad del euro, tipos de interés más bajos y precios de las acciones mucho más consolidados) provocadas en parte por la implantación del programa de compra de activos del Banco Central Europeo.
Algunos de los países periféricos, como España, también han hecho importantes progresos en la mejora de su competitividad y la adopción de reformas estructurales que fomenten el crecimiento, mientras la región en su conjunto ha apuntalado su sistema bancario. El riesgo de deflación ha retrocedido ya que las expectativas de inflación se han estabilizado e invertido parte de su declive anterior, apoyado por las mejoras reales y potenciales de la demanda agregada y el 'QE' del BCE.