El Gobierno español lleva un año empujando por la silla, que veía al alcance el pasado otoño. El ministro holandés de Finanzas se ha inclinado ya públicamente por repetir en el cargo.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, pierde fuerza en la carrera para conseguir la presidencia del Eurogrupo, una batalla que en su entorno se da ya totalmente por pérdida ante la decisión de la persona que ocupa actualmente el cargo, el ministro holandés de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, de continuar al frente del mismo, según han confirmado a este periódico fuentes próximas al Gobierno español. En un escenario de campaña permanente, lejos de los focos y con no pocas zancadillas, la carrera se intensificará no obstante en las próximos semanas al dar Dijsselbloem, el pistoletazo oficial de salida.
En una entrevista a principios de mes, el socialista holandés, y al mismo tiempo uno de los más estrictos entre los 19 ministros de Finanzas del euro, dijo que "le gustaría repetir". Aunque Dijsselbloem ya había sugerido su intención de continuar después de julio, la declaración ante las cámaras apenas a cuatro meses de que expire su cargo supuso el lanzamiento no oficial del proceso. De poco sirvió que pocos días después Dijsselbloem señalara que este comentario no suponía poner su candidatura en marcha, ya que el proceso de elección ni siquiera ha comenzado.
Tras este anuncio, todos los ojos están puestos en el principal contendiente, el ministro de Economía, Luis de Guindos, precisamente el único que no respaldó al holandés en su elección. El ministro español y el Gobierno en su conjunto llevan un año empujando por la silla, que veían al alcance de la mano el pasado otoño. El equipo de Guindos daba casi por seguro que el holandés terminaría en un puesto europeo, primero como comisario de Economía, y después al frente del mecanismo de resolución bancaria.
Sin apenas opciones
Estas opciones desaparecieron de la mesa, como también se diluyó la posibilidad de transformar la presidencia del Eurogrupo, un puesto que se combina con la cartera nacional, en un cargo permanente. Ni voces cruciales en el grupo como Alemania ni la Comisión Europea tienen apetito para grandes cambios. Solo Francia y el Parlamento Europeo parecen empujar en este momento por la idea. En esta recta final, el ministerio de Economía ha rebajado la intensidad en la cruzada, conscientes de que el presidente Mariano Rajoy, de quien dependería las negociaciones al más alto nivel, tiene otras preocupaciones en un año electoral tan cargado. "Yo estoy a disposición del presidente", dijo una vez más Guindos el pasado lunes. "Esto se lleva por instancias más altas", señaló a este diario una alta fuente del ministerio de Economía.
Rajoy tampoco va a aprovechar el proceso de ajuste de la gobernanza económica, en el que se han embarcado de nuevo las instituciones europeas, para solicitar cambios institucionales como la presidencia permanente del Eurogrupo. Un alto cargo de Moncloa comentó a El Economista que no es el momento de ponerlo encima de la mesa, ya que el proceso en marcha afecta principalmente al reforzamiento de la coordinación fiscal y macroeconómica. En la propuesta enviada por España al informe que se prepara para junio, Moncloa centra el interés en el reforzamiento de la inversión, al proponer que el Mecanismo Europeo de Estabilidad financie proyectos de infraestrucura, o el nuevo 'plan Juncker' se pueda financiar en los mercados.
Y mientras el empuje español se desvanece, Dijsselbloem ha ganado puntos desde su elección en enero de 2013, dejando atrás su torpe arranque con la gestión del rescate de Chipre. "Es mucho más articulado y seguro", nota una fuente europea. Es ahora el holandés el que tiene de nuevo la silla al alcance de la mano.