
El gobierno griego y las autoridades europeas continúan sin encontrar un terreno común para lograr un compromiso que no suponga la salida helena de la eurozona. Este truculento escenario hace que muchos se pregunten si el ejecutivo de Alexis Tsipras podrá financiarse en los próximos meses y cumplir con sus responsabilidades mientras los bancos del país luchan por no morder el polvo sosteniendo cierta liquidez.
"Creemos que el sistema bancario griego no debería enfrentar un gran problema, siempre y cuando no se produzca una fuga masiva de capital", advierte Gilles Moec, economista para Europa de Bank of America Merrill Lynch. En estos momentos, la preocupación que reina en los mentideros del Viejo Continente es si la banca helena será capaz de sortear el vendaval dado el alto riesgo de una caída de sus depósitos y tras la decisión de la semana pasada del Banco Central Europeo decidiese dejar de aceptar bonos de Grecia como garantía en sus operaciones de liquidez.
"Los bancos griegos podrán seguir financiándose para cubrir la fuga de depósitos pero a un precio mucho mayor y bajo el escrutinio del Consejo de Gobierno del BCE", explica Moec. De hecho, desde Bank of America Merrill Lynch estiman que la línea de Asistencia de Liquidez de Emergencia (ELA, por sus siglas en inglés) de 60.000 millones de euros será suficiente para cubrir su financiación.
De hecho, desde el banco estadounidense estiman que el flotador estará por debajo de esta cifra redonda si tenemos en cuenta que la fuga de depósitos alcanza los 11.000 millones de euros desde finales de 2014 y los activos no aceptados como colateral por el BCE ascienden hasta los 37.000 millones de euros. Así, Gilles y su equipo estiman que la banca helena recurrirá a un total de 59.000 millones de euros o menos.
Por otro lado, el gobierno griego se enfrenta a un calendario lleno de costes de financiación, entre bonos que maduran y distintos cupones. De hecho, Tsipras necesita pagar préstamos e intereses a los créditos del Fondo Monetario Internacional, intereses a un buen número de préstamos europeas y costear los cupones de los bonos en manos del BCE. Es por ello que la gran pregunta es cómo puede financiar el gobierno griego estas deficiencias y por cuánto tiempo.
Sin la ayuda de un programa de financiación, el ejecutivo heleno dependerá del superávit presupuestario, los atrasos, el uso de los depósitos en efectivo del gobierno y la financiación intergubernamental. Desde Bank of America Merrill Lynch considera que cumplir con el pago de 3.000 millones de euros al FMI puede ser costeado con los cerca de 5.000 millones de euros en depósitos en manos del Banco de Grecia, aunque la prensa griega estima que el efectivo en manos del banco central griego es de 2.000 millones de euros. "La cuesta de marzo será costeable mientras las finanzas públicas no se deterioren más de lo esperado", asegura el economista de BofAML.
El problema llegará en junio cuando será difícil enfrentar el segundo pago al FMI, de 2.900 millones de euros. Además en julio y agosto, los bonos en manos del BCE expiran, aumentando las necesidades de financiación hasta los 12.000 millones de euros en julio y 15.400 millones de euros en agosto.