Economía

Italia acelera las privatizaciones en 2015 para recuperar el tiempo perdido

Matteo Renzi, primer ministro italiano

El objetivo es recaudar 40.000 millones hasta 2018 para reducir deuda pública.

Roma sigue confiando en que Bruselas cambie las reglas europeas para obtener más flexibilidad presupuestaria. Pero mientras tanto, con una deuda pública que crece sin control, el Gobierno de Matteo Renzi tiene que poner un parche a la hemorragia de recursos públicos: sólo en los primeros nueve meses de 2014 el bulto de la deuda transalpina creció en unos 90.000 millones de euros. Por esto, tras unos presupuestos para 2015 que recortan impuestos a familias y empresas, Renzi intenta recaudar fondos a través de las privatizaciones.

El proceso de ventas de activos, impulsado por el anterior Ejecutivo de Enrico Letta, arrancó el año pasado con altibajos: Roma recaudó menos de lo previsto (350 millones) de la venta del astillero Fincantieri, que salió a bolsa en un momento crítico para los mercados. El Gobierno, por miedo a que las dificultades del mercado perjudicaran a otras operaciones, decidió aplazar las privatizaciones más grandes, empezando por Poste Italiane, el Correos italiano, que debería salir a bolsa en 2015. Así que, frente del objetivo inicial de recaudar 10.000 millones en 2014, el Tesoro italiano ha conseguido de momento sólo 4.000 millones, sobre todo gracias a la venta de redes de energía a inversores chinos (una operación de casi 2.100 millones) y a la salida a bolsa de las torres de transmisión de la televisión pública Rai. Por esto en el Documento de programación economica, presentando el pasado octubre, Roma no tuvo más remedio que aplazar la fecha límite del plan de privatizaciones hasta 2018, fijando sin embargo un objetivo de recaudación muy ambicioso: 40.000 millones de euros.

Mantener el control

En el plan del Gobierno, 2015 será un año clave: la salida a bolsa de Correos podrá abrir el camino a otras empresas controladas por el Estado como los Ferrocarriles, cuya privatización está prevista para 2016. El objetivo del Ejecutivo es vender cuotas sin perder el control de estos grupos: en el caso de Correos se trataría de sacar a bolsa un 40 por ciento del capital con una recaudación estimada de entre 3.000 y 4.000 millones. Este valor tan alto se debe a que, a lo largo de las ultimas décadas, el grupo ha diversificado sus actividades, invirtiendo sobre todo en servicios financieros: hoy en día, gracias al servicio BancoPosta, PosteItaliane es el banco que tiene la red de oficinas más vasta de todo el país.

La incógnita sin embargo es si los inversores sabrán apreciar a un grupo tan grande y con actividades tan diferentes, que incluyen el lastre de negocios poco rentables como el tradicional servicio postal universal. Corre el mismo peligro la privatizacion de los Ferrocarriles, que juntan en un mismo grupo las lineas de alta velocidad y el oneroso servicio de cercanías.

La filosofía del Tesoro italiano es que las privatizaciones podrán servir no solo para recaudar fondos a través de las ventas de activos, sino también para volver más rentables aquellas empresas, como Correos y Ferrocarriles, que todavía dependen de financiación pública para los servicios básicos: "Las privatizaciones se juntan con el proceso de revisión del gasto público. La idea es que las empresas que no tienen recursos suficientes, en vez de pedir la intervención del Estado, acudan al mercado para financiarse" ha explicado Fabrizio Pagani, responsable de la secrataría técnica del ministro de Economía Pier Carlo Padoan.

Todo dependerá de la reacción del mercado: de hecho, junto a Correos, el plan del Gobierno incluye la venta de algunas participaciones en la eléctrica Enel y en la petrolera Eni, grupos que ya cotizan en bolsa. Se trata de vender, en ambos casos, una cuota cercana al 5 por ciento, dejando que el Tesoro italiano siga siendo accionista de control. Una operacion que para salir bien tendrá que ser realizada con las bolsas en máximos.

Resultados limitados

El plan de privatizaciones del Gobierno italiano ha tenido de momento la misma suerte que las otras reformas impulsadas por el primer ministro: muchos anuncios y pocos resultados concretos. A esto se suma que Renzi, en política industrial, no parece estar dispuesto sólo a vender activos: mientras sigue con las privatizaciones auspiciadas por Europa (y necesarias para interrumpir el crecimiento descontrolado de la deuda), el primer ministro no descarta intervenir empresas en crisis. El Gobierno italiano ya ha anunciado su intención de nacionalizar la acería Ilva de Taranto (la mayor de Europa) con el objetivo de relanzar la producción reduciendo al mismo tiempo la enorme contaminación que la planta lleva décadas produciendo en la ciudad de Apulia. Una inversión de casi 2.000 millones de euros que Renzi piensa recuperar dentro de tres años.

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