Presentó ayer su libro Por una derecha liberal, en el que analiza los excesos y fallos del sistema establecido en España desde 1977 hasta ahora. Un periodo, afirma el autor, Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de la firma de análisis y prospectiva Freemarket CI, en el que el consenso dominante ha sido "estatista y colectivista", lo que se ha traducido en un "crecimiento brutal del Estado y de la presión fiscal y una disminución de las libertades individuales".
Asegura que hemos creado una sociedad en la que "las expectativas que la gente demanda al Estado son superiores a lo que éste puede conseguir a través de sus recursos", por lo que reclama una reforma "desde dentro" que, asegura, sólo puede llevar a cabo la derecha liberal.
En su libro habla de cierto aroma a "fin de régimen" y de que la alternativa está en una derecha liberal. Pero la derecha de España niega la crisis del sistema...
Sí, porque le ha dejado tomar la iniciativa a las fuerzas antisistema. Pero la realidad, nos guste o no, es que existe una contestación muy alta al régimen que fundamos en 1978. La crisis económica ha puesto de relieve que hay una crisis del sistema. Frente a eso hay dos alternativas: refundar el sistema político desde dentro, por parte de las fuerzas políticas que lo fundaron, o derribarlo con el ataque de los bárbaros, que no quieren reformar el sistema sino destruirlo y construir otro sobre bases nuevas, que es lo que supone Podemos.
¿Y por qué es un cambio que sólo puede realizar la derecha?
El problema que ha tenido España es que la politización de todo ha ido eliminando espacios de libertad a la sociedad civil. Y ése ha sido básicamente el programa del partido socialista desde el año 82. Pero la sociedad española es una sociedad compleja y plural en la que el Estado debe ser neutral y limitarse a crear las reglas del juego para que cada uno viva como quiera siempre y cuando no cause daño a los otros. Eso implica que ni los conservadores pueden imponer que España sea una unidad en la que todos creamos en Dios y seamos benéficos, ni la izquierda puede imponer lo contrario, porque eso crea una guerra civil fría en silencio.
Denuncia la disminución de las libertades individuales. ¿No están garantizadas por la Constitución?
Las grandes libertades constitucionales, como el voto o la libertad de expresión, son libertades que usamos muy poco en nuestra vida cotidiana. Lo que utilizamos es si podemos ir a fumar o tomarnos una copa. En ese tipo de libertades el Estado decide si son buenas o malas. Es el neopaternalismo gubernamental. Es considerar a los ciudadanos menores de edad e incapaces de tomar decisiones libres y responsables.
¿Su tesis implica privatizar sanidad, educación y pensiones?
No. En una sociedad moderna, el Estado no puede permitir que una persona sin recursos se quede sin acceso a una educación, sistema de pensiones y sanidad razonables. La cuestión es cómo se gestiona eso. No se trata de recortar estos sistemas, sino de reformarlos para dar prioridad a las libertades individuales, por ejemplo, con un bono escolar que financie a las familias, para que éstas decidan si llevan a sus hijos a un colegio público o privado. En Sanidad ocurre algo parecido, y en pensiones hay que pasar a un esquema de capitalización, garantizando una pensión mínima para el individuo que no ha podido ahorrar, y habilitando que la gente ahorre para su jubilación. Si no haces eso, vas a tener un conflicto generacional, porque nuestros hijos y nietos no van a estar dispuestos a sacrificar su nivel de vida para financiar a los mayores.
¿En qué ha acertado el Gobierno?
Las únicas reformas que han funcionado han sido la del sistema financiero, la del sistema energético y la reforma laboral. Ésta última ha logrado reducir el umbral de crecimiento del PIB necesario para crear empleo, desde del 2,5% al 1,3%, y a un 0,5% para no destruir empleo. El resto de reformas del PP no han funcionado.
Pero creamos empleo a costa de salarios más bajos?
Es mejor estar empleado que estar en el paro, independientemente de la calidad del empleo. Y los salarios es verdad que son bajos, pero el IPC tiene crecimiento negativo, con lo cual el poder adquisitivo de los salarios ha crecido de forma sustancial. Y eso lo demuestra el aumento del consumo.
¿Y qué pasa si ese escenario de inflación negativa en Europa provoca la compra de deuda pública por parte del BCE para generar inflación?
Yo creo que no va a pasar eso. La cuestión europea es si el BCE, ante un riesgo de deflación europea, tiene que inyectar liquidez o no. Y en ese sentido, yo creo que la Unión Europea sí que necesita esa inyección de liquidez, un quantitative easing (QE), pero España no. Y además eso no se va a producir, porque no creo que Alemania acepte esas medidas.
Grecia, ¿dentro o fuera del euro?
Si se considera que es imprescindible que Grecia permanezca en el euro, se crean muy malos estímulos, porque el resto de países pensarán: ¿para qué hago reformas estructurales y consolidaciones fiscales si el club no puede romperse y haga lo que haga me van a socorrer? Penalizas a los países cumplidores. El futuro de Grecia en el euro -si la mantenemos... que la vamos a mantener- es rescates permanentes. Será mantener al enfermo con respiración asistida y cuidados paliativos constantes.
¿Eso puede suponer un riesgo sistémico para Europa?
No tiene sentido que una economía que representa el 2,5 por ciento de la UE te cree un riesgo sistémico. Si te lo crea es porque consideras a esa economía imprescindible para mantener el euro, lo que es una cosa surrealista y un error. La solución técnica y razonable es que Grecia salga del euro, y concentrar las ayudas financieras en los países que están bien y en vías de saneamiento. Mucho más barato y mucho más eficaz, pero no lo van a hacer.
Aunque gane Syriza?
Sí, y eso lanza una señal horrible. Si gana Syriza, uno de sus planteamientos es la quita de la deuda y el abandono de la estabilidad presupuestaria, lo que incentiva el voto a los partidos como Syriza, es decir, favorece el voto a Podemos.
¿Y si gana Podemos?
Supondrá la salida del euro. Impepinable. Podemos es incompatible con la estabilidad económica o financiera, y los mercados no lo aceptarán.
Piketty sobre Podemos
