Economía

El efecto rebote de la tormenta rusa amenaza la mejoría de España

  • El Banco de Rusia adopta medidas para evitar el colapso
El presidente ruso, Vladimir Putin.

Hace apenas unas semanas, la brisa optimista mecía las expectativas europeas para 2015. Pero en sólo unos días, la parte más oriental del continente ha traído una tormenta rusa que ennegrece cada vez más el cielo europeo. El panorama se ha oscurecido tanto que muchos hablan ya de un segundo efecto Vodka, la crisis financiera en cadena que se desencadenó en 1998 y que llevó a la devaluación de todas las monedas.

La semana arrancó con el batacazo de la bolsa rusa, el desplome del rublo y la consiguiente fuga de capitales del país. En un intento desesperado por frenar el pánico de los inversores, el Banco de Rusia presentó ayer una serie de medidas dirigidas a estabilizar los mercados financieros del país gobernado por Vladimir Putin, que se suman a la subida de los tipos de interés hasta el 17% llevada a cabo dos días antes.

Entre las decisiones anunciadas, se introducirá una "moratoria temporal" en la exigencia de reconocer la pérdida de valor de las carteras de entidades de crédito y empresas. También se plantea mejorar el mecanismo de suministro de liquidez en moneda extranjera a las entidades rusas, con subastas adicionales si fuera necesario. Además, la entidad presidida por Elvira Nabiullina amplía el rango de desviación permitido a las entidades rusas en las tasas de interés en los depósitos ofrecidos, que pasa a ser de 3,5 puntos porcentuales, en vez de los 2 puntos actuales.

La entidad también ha comunicado, dentro del paquete de siete medidas, que relajará los criterios por los que los bancos están obligados a provisionar determinadas pérdidas si éstas se relacionan con el efecto de las sanciones impuestas a Rusia.

Aunque el mercado ha comprado el mensaje y la jornada cerró con subidas en la bolsa y en la moneda, no deja de ser un estímulo artificial a los actores financieros. La subida de tipos ya fue muy criticada por los legisladores rusos, que incluso han pedido la dimisión de la presidenta de la entidad, y han tachado la medida de "ignorante" e "incompetente", en palabras de la vicepresidenta del Comité de Presupuestos e impuestos de la Duma estatal, Oksana Dmitrieva.

Medidas cuestionadas

Hay muchas dudas por tanto de la efectividad real de las medidas y de si podrán resolver por sí solas la situación, ya que, como explica el profesor del IEB Miguel Ángel Bernal, la crisis de Rusia no viene de una divisa más o menos débil o de unas bolsas más o menos fuertes, sino que es un problema interno que cuestiona la totalidad de la economía del país. Lo cierto es que los mercados rusos han caído al mismo ritmo que lo hacían los precios del petróleo, una materia prima de la que dependen el 68% de los ingresos del país.

Desde el propio sistema financiero ruso han advertido de que si el petróleo cae hasta el entorno de los 45-50 dólares por barril, la economía del país puede contraerse alrededor del 4%. Para el profesor Bernal si el público ruso retira de forma masiva su dinero, cambian los rublos por otra divisa o se llevan el capital fuera del país "la economía rusa no aguantará". La creciente alerta de default se sustenta, por tanto, "en un riesgo muy alto", apunta Bernal.

Al problema económico y al financiero, en el caso ruso se une también el político, lo que complica las alternativas y multiplica los riesgos. Hay que tener en cuenta que esta situación pone en peligro la popularidad de Putin, en máximos desde la anexión de Crimea, pero amenazada por las dudas sobre si el presidente es capaz de garantizar la estabilidad económica y financiera al país. Esto puede desembocar en una mayor incertidumbre política que empeore la situación hacia Ucrania, un movimiento encaminado a desviar la atención de los problemas internos del país e impulsar el apoyo interno hacia la figura de Putin.

Las consecuencias del colapso

Si la sangre llega al río, habrá consecuencias directas pero también efectos rebote. Y ese es precisamente el principal peligro para España, que puede verse afectada por el daño que la tormenta rusa inflija en el resto del continente europeo. En ese sentido se expresa el profesor de finanzas Juan Fernando Robles: "Rusia desestabiliza más a la Unión Europea que a EEUU". Robles explica que los conflictos de suministros energéticos pueden empañar el panorama económico y financiero del centro de Europa, y el efecto dominó puede alcanzar a la economía española, que se verá beneficiada en cambio por la bajada del petróleo mientras Rusia no llegue al colapso.

Para Miguel Ángel Bernal ese efecto indirecto es también la clave de los peligros de España, que no se ve afectada sin embargo en el aspecto comercial, "un impacto que España ya había absorbido a raíz del veto ruso a las importaciones de alimentos". Sí nos alcanza la incertidumbre financiera, pero el problema puede llegar sobre todo del otro lado del charco. Si la bomba de relojería rusa explota, las economías emergentes latinoamericanas pueden verse seriamente dañadas. Y eso sí nos afecta de forma directa en el ámbito de los intercambios comerciales con el sur del continente americano, una partida importante de nuestra economía.

La situación en la zona más oriental del Viejo Continente no invita al optimismo porque "no hay correlación entre los actores del conflicto", subraya Robles. El gran escollo para resolver el conflicto puede ser precisamente que Europa, la principal perjudicada, no puede hacer nada, explica el profesor. A eso se suma la distancia creciente con EEUU y que los países árabes, responsables del precio del crudo, miran de lejos a un gigante ruso cuyo destino les es demasiado ajeno.

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