
El Partido Democrático Liberal del primer ministro Shinzo Abe logró hacerse con 291 escaños, tres menos que en las últimas elecciones legislativas de 2012, tras la jornada electoral del pasado fin de semana. Gracias a su coalición con Komeito, que sumó cuatro escaños más hasta acumular un total de 35, el gobierno de Abe mantiene una mayoría absoluta en la Cámara Baja, formada por 475 escaños. Sin embargo, la caída en la participación, casi 49 millones de votantes no acudieron a las urnas, ponen en entredicho el apoyo a su programa económico, conocido como abenomics.
Más de dos tercios de la población se mostró en contra de adelantar las elecciones legislativas dada la necesidad de reconducir el rumbo económico de la tercera mayor economía del mundo.
Muchos de los votantes se han quejado de que los estímulos económicos que forman parte del plan de Abe para dejar atrás la deflación no se han dejado notar más allá de los principales centros urbanos como Tokio. Los expertos señalan que Abe debe poner más énfasis en recortar los costes y elevar los impuestos si espera cumplir su deseo de poner las cuentas fiscales del país en orden.
Abe ya ha retrasado una segunda subida del IVA después de que el incremento de abril destartalase el crecimiento del país. Ahora que ha sido reelegido, enfrenta un escenario similar al de hace unos meses. Si se mueve despacio en el frente fiscal, sus críticos le tacharán de haber ofrecido un mero impulso monetario a corto plazo a base de compra de bonos y activos por parte del Banco de Japón.
Si va más allá y presiona demasiado a los ciudadanos con un incremento de impuestos, los consumidores amenazan con cerrar sus carteras de forma indefinida.