
En las últimas semanas ha habido muchos dimes y diretes sobre el desacuerdo en el seno del Banco Central Europeo (BCE) en cuanto a la necesidad de establecer un objetivo a la hora de incrementar su balance. Dicho esto, en las últimas semanas el contexto ha cambiado significativamente.
El Banco de Japón sorprendió en los últimos coletazos de octubre con un nuevo cañonazo en su compra de bonos y activos, la Comisión Europea rebajó a la baja sus proyecciones de inflación y la economía alemana podría sufrir una recesión técnica en el tercer trimestre del año.
Según señalan desde Roubini Global Economics (RGE), la consultora capitaneada por Nouriel Roubini, Draghi ha dejado claro que el tamaño del balance del BCE es importante, ya que suele tener un efecto "positivo" en otras áreas (en referencia a los tipos de cambio) debido a la correlación entre el tamaño de dicho balance y las tasas de inflación. Dicho balance crecerá, bien porque las medidas implantadas hasta ahora funcionan o porque se tienen que implementar nuevos objetivos.
Desde RGE afirman que si los datos del PIB correspondientes al tercer trimestre decepcionan y las revisiones a la baja de la inflación son contundentes, "el BCE debería dar un paso más el próximo 4 de diciembre". De hecho, Mario Draghi, presidente del banco central, debería reconocer durante la rueda de prensa que la posible compra de bonos soberanos está sobre la mesa.
Dicho esto, el presidente del BCE deberá hacer encaje de bolillos y no ofrecer un mensaje explícito para mantener la presión sobre los miembros de la zona euro y su necesidad de aplicar más reformas (que se presentarán ante el Consejo Europeo el próximo 18 de diciembre).
Para Nouriel Roubini y su grupo de expertos, Draghi necesitará dar a entender a los mercados sobre cuál será su próximo paso si la cosa se complica, por lo que podría indicar que la compra de bonos soberanos podría llegar "en uno o dos años".