
La segunda sesión del congreso "España sin (un) Franco", organizado en Murcia por el Centro de Documentación y Estudios Avanzados en Arte Contemporáneo (CENDEAC), tuvo la reforma de la Constitución como eje central. Por primera vez desde el final de la dictadura se dieron cita pensadores nacidos después del año 1975 en un evento que pretende aportar herramientas para que la sociedad española siga avanzando.
María Díaz Crego e Ignacio García de Vitoria abordaron los aspectos fundamentales de la Carta Magna y centraron sus exposiciones en si es deseable iniciar un proceso constituyente o si, por el contrario, el texto constitucional ya provee de medios efectivos para su reforma.
Ambos ponentes coincidieron en lo innecesario de proponer un proceso constituyente y se centraron en algunos aspectos a reformar de nuestro marco constitucional: la organización territorial del estado, el papel del Senado o el sistema electoral.
Según Díaz Crego el primer asunto pendiente pasa por una reforma del Título Primero, ya que "aunque ha tenido un funcionamiento adecuado en estos años de vigencia de la Constitución, una reforma del texto debe pasar en primer punto por una reforma de ese punto con el fin de recoger nuevos derechos".
Posteriormente, su intervención incidió en la necesidad de recoger de forma explícita la forma en que nuestra Constitución articula su relación los Tratados Internacionales y, por último, puso especial énfasis en la necesidad de reformar los órganos institucionales independientes como el Tribunal Constitucional y Consejo Superior del Poder Judicial con el fin de dotarlos de mayor autonomía.
Posteriormente, el debate giró en torno a cuestiones relativas a la figura de las identidades nacionales, la conflictividad en la que fue aprobado el texto del 78 y su actual pertinencia, la figura del Decreto-Ley como herramienta de gobierno o la ley electoral.
En la sesión de tarde, dedicada al Estado, intervinieron Carlos G. Fuertes, César Rendueles, José Carlos Cañizares e Íñigo Errejón. Sus intervenciones trataron fundamentalmente sobre el modelo de Estado que se constituyó tras la caída del régimen franquista y el papel de la economía y las clases medias en él.
Uno de los puntos centrales fue el reparto de poderes que tuvo lugar después de la "Transición" y la discusión sobre si debía considerarse realmente ese proceso como un cambio genuino de régimen. La cuestión fundamental fue el teórico agotamiento de la realidad política que se impuso en 1978 y las líneas por las que debería pasar un nuevo panorama político.
El debate posterior se focalizó sobre aspectos concretos del modelo de Estado que emergió de la Transición, así como sobre aspectos relacionados a la irrupción de nuevos partidos en el juego democrático o el aspecto central de la democracia participativa.