Lázsló Andor, comisario europeo de Empleo, ha propuesto hoy que se implante un subsidio por desempleo común a nivel europeo para mitigar los problemas que han derivado de la crisis. Además, lo ha hecho en un discurso en Alemania, el país más reacio a este tipo de transferencias fiscales. De esta forma, Bruselas recoge una idea que ya ha sido planteada por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El comisario defiende que es necesario reforzar la unión monetaria y económica como respuesta a las elecciones europeas. Para ello, una de las mejores medidas consistiría en un mecanismo de transferencia fiscal que ayude a lo estados miembros a sobrellevar los costes del alto desempleo, permitiendo que estos costes sean compartidos entre los países más fuertes y los más débiles de la Eurozona.
Andor mantiene que un esquema de este estilo tendría además mucho sentido económico, ya que proporcionaría estímulos a las economías que estuvieran sufriendo un ciclo económico negativo, algo que advierte que tarde o temprano pasará en todos lados, independientemente de la situación actual. Además, como beneficio colateral, un subsidio del desempleo podría incrementar la confianza en el euro, ayudando a superar los problemas que se han padecido durante la crisis de la moneda.
En conjunto, sostiene que la propuesta sería un instrumento efectivo para mejorar el funcionamiento de la unión monetaria y que ayudaría a corregir alguno de los problemas del diseño del euro, ya que el desempleo es uno de los indicadores que más fielmente sigue la evolución económica de un país.
¿Cómo funcionaría este subsidio?
Andor da también algunas de las claves de su propuesta de seguro europeo básico por desempleo, que debería sustituir a los esquemas nacionales actuales. En primer lugar, propone que tenga una duración de 6 meses y que la cuantía sea aproximadamente el 40% del salario previo al despido, aunque estos detalles deberían se concretados más tarde.
Este subsidio europeo tendría que centrarse en el desempleo cíclico provocado por una caída de la demanda agregada, en ningún caso en el desempleo estructural causado por los desequilibrios y fallos en los mercados laborales nacionales.
Además, el comisario mantiene que las condiciones de elegibilidad deberían ser laxas para que también cubran a los empleados a tiempo parcial y a los temporales. Eso sí, este subsidio debería ir ligado a unas condiciones claras en lo referido a la búsqueda de empleo y formación. Por último, cada estado miembro, eso sí, podría incrementar la cuantía y la duración del seguro por desempleo.
Reducir los riesgos financieros de una crisis
El objetivo que defiende expresamente Andor es que los estados miembros compartan parte de los riesgos financieros asociados con el desempleo. Los ciudadanos se beneficiarían de la solidaridad europea en los momentos más duros, y al mismo tiempo se exigiría a los estados que mejoraran sus servicios de empleo y sus mercados laborales. Una ayuda, por lo tanto, que vendría condicionada a reformas en caso de que fueran necesarias.
El parado, por su parte, no notaría grandes diferencias, ya que continuaría interactuando con las autoridades nacionales. De hecho, cada país contribuiría al fondo común europeo las contribuciones que recoja de sus empleados y cada mes enviarían esos fondos a Europa, quien a su vez los redistribuiría entre los países en función de su número de parados. De esta forma, cada país enviaría cada mes una contribución y al mismo tiempo recibiría un pago desde Bruselas.
Los cálculos que presenta suponen que este esquema equivaldría a alrededor del 1% del PIB conjunto, aunque todo dependería de los detalles exactos con el que se planteara, aunque en el caso de cada país nunca se llegaría a tal cantidad.
El comisario destaca que un esquema de transferencias fiscales de este tipo es una opción mucho más segura que otros, como la mutualización de deuda o los rescates que se han llevado a cabo, ya que suelen tener muchas incógnitas que suelen acabar incrementando su coste. Un esquema de subsidio europeo, por el contrario, sería mucho más estable y predecible, y al mismo tiempo, más barato.
"Compartir una moneda significa en muchos sentidos compartir un destino, y el euro está hecho para ser irreversible", concluye Andor, quien no obstante reconoce que los políticos querrán asegurarse de que sus países no sean contribuyentes netos para siempre. Por eso aboga por poner límites, de forma similar a lo que se hace en algunos estados federales.
Reacccionar a las elecciones europeas
Lázsló presenta este plan explícitamente como una respuesta a los resultados de las últimas elecciones europeas, con un auge sin precedentes de euroescépticos, nacionalistas, populistas y antisistema. "Personalmente, creo que la mejor manera de tener en cuenta los resultados es precisamente explorar este tipo de propuestas innovadoras", defiende.
Cree que ante lo resultados no hay que reaccionar con pánico y asumir las propuestas más extremistas, ya que ello supondría una deconstrucción de la UE, Por ello, pide que se abogue por una respuesta estratégica, centrada en la reconstrucción europea y que afronte los problemas fundamentales que han provocado la frustración de los ciudadanos.