
Siete meses le han durado al Gobierno las previsiones sobre la marcha de la deuda de las Administraciones Públicas: los que van desde septiembre de 2013, cuando el Ejecutivo aprobó los Presupuestos Generales del Estado para 2014, y abril de 2014, cuando remitió a Bruselas la actualización del Programa de Estabilidad. En ese intervalo, el Gobierno de Mariano Rajoy ha corregido al alza los objetivos de pasivo público para todos los ejercicios, con lo que asume que la carga de la deuda continuará incrementándose, hasta el punto de que no bajará del nivel récord del 100 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) hasta al menos dentro de tres años.
Y eso, pese a la evidente mejoría en grandes indicadores con impacto macroeconómico que podrían aliviar el lastre de esa deuda. Así, la prima de riesgo está ahora por debajo de 150 puntos; la rebaja de los intereses del pasivo ahorró al Ejecutivo 8.500 millones de euros en 2013 -y se esperan otros 5.000 este año-; el PIB crecerá en 2014 en torno al 1,2%, por encima de las expectativas de hace meses; incluso un ajuste estadístico bendecido por Bruselas ha aumentado el volumen del PIB español, lo que rebajará la cifra efectiva de déficit.
Y, sin embargo, la actualización del Programa de Estabilidad 2014-2017, remitido por el Ejecutivo a la Comisión Europea el mes pasado, asume que la deuda del sector público español crecerá todos esos años, y lo hará en mayor medida del incremento que ya de por sí inicialmente preveían los Presupuestos Generales del Estado para 2014.
Menos déficit, más deuda
Aunque el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, asegura que este año no habrá más tijeretazos, la realidad es que cumplir la meta de déficit exige ajustes por unos 10.000 millones, para reducirlo desde el 6,6% del PIB con que cerró 2013 al 5,5% que figura en el Programa de Estabilidad. Una rebaja dura, que será aún más ardua en 2015: harán falta ajustes por unos 13.000 millones para achicar el desvío hasta el 4,2 por ciento del PIB.
Y no acaban aquí los esfuerzos de consolidación fiscal, al contrario, cumplir el objetivo de déficit en 2016 requerirá ajustar 14.000 millones, para presentar a Bruselas una cifra del 2,8%.
Con todo, el Ejecutivo espera que la ventana de liquidez y confianza en los mercados, junto al mayor crecimiento económico, frene el alza del pasivo y lo estabilice en los próximos años. A ello deberían ayudar los ingresos tributarios -alza prevista de siete décimas de PIB-, que se mantendría en los ejercicios siguientes una leve progresión de tres décimas (en 2015) y una décima (en 2016 y 2017).
En la senda a la estabilización
Los datos avanzados ayer por el Banco de España certifican un nuevo nivel récord del pasivo español, que tras subir en marzo en otros 2.500 millones se sitúa ya en los 990.466 millones de euros, representativos del 96,7% del PIB.
Eso arroja un aumento de 29.790 millones tan sólo en el primer trimestre del presente año, ya que diciembre de 2013 se saldó con un endeudamiento de 960.676 millones, según los datos que facilita la autoridad monetaria.
Con todo, el Gobierno ve asumible acabar el año dentro de la meta oficial del 99,5 por ciento, asegura que el pasivo está bajo control y explica que esta subida de la deuda en los tres primeros meses del año se debe en parte a que, en el inicio de 2014, Hacienda tuvo que sufragar el plan de proveedores.
También los analistas, nacionales e internacionales, coinciden en que el endeudamiento español camina hacia la estabilización, si bien advierten de que esta elevada carga es un lastre para el crecimiento y puede hipotecar reformas claves, como la fiscal.
Con los datos del Banco de España en la mano, el nuevo repunte del pasivo público en el mes de marzo se explica por las emisiones a medio y largo plazo, que de hecho se incrementaron en 5.900 millones. Subió asimismo el saldo de los créditos comerciales, en 650 millones de euros.
Por el contrario, el pasivo contabilizado en letras a corto plazo bajó en 4.000 millones.