El primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, rechazó cualquier exceso de optimismo por la exitosa emisión de deuda de hoy, y reiteró la necesidad de que el país continúe con la agenda de ajustes prevista para mantenerse en el buen camino.
"No estamos a las puertas del cielo (...), todavía tenemos una recuperación frágil, pero no obstante registramos una inversión del ciclo destacable y eso no resulta indiferente a la confianza de los inversores", defendió el jefe del Ejecutivo conservador durante el debate quincenal en el Parlamento.
Passos Coelho se mostró de esta forma cauto a la hora de reaccionar a la subasta de obligaciones lusas a diez años llevada a cabo hoy por el Tesoro luso, y que logró colocar el máximo de la emisión (750 millones de euros) a cambio de una tasa de interés del 3,57 %, la menor desde 2005.
El resultado de esta operación -que por primera vez en los últimos meses se realizó de forma directa entre los inversores, sin la intermediación de un sindicato bancario- fue alabado por analistas lusos y extranjeros, pero también por la propia Comisión Europea.
Con esta subasta, Portugal dio un paso más para cerrar como estaba previsto su programa de asistencia financiera, que espera abandonar oficialmente el próximo 17 de mayo, aunque antes debe decidir si opta por salir de forma limpia -como Irlanda- o recurre a una línea de crédito preventiva concedida por sus socios de la UE, lo que le permitiría reducir riesgos.