El volumen de activos en riesgo de mora acumulado por los bancos de la zona euro se ha duplicado desde principios de 2009 hasta superar los 800.000 millones de euros, según señala el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe de estabilidad financiera, presentado este miércoles en Washington.
En este sentido, la institución considera que el lento saneamiento de la banca frena la recuperación europea. De hecho considera que el crédito bancario tardará aún en llegar, de hecho no comenzará normalizarse en la zona euro hasta dentro de dos años, a pesar de las reformas y ajuestes realizadas en España.
En el caso de España, el FMI considera que el crédito podría acelerarse a partir de dos años y haber aumentado un 8% al completarse los dos años siguientes, siempre y cuando se corone la reestructuración del sector financiero español, ya muy avanzada, y continúe la capitalización bancaria. Ese porcentaje, resultado de varios ejercicios de simulación realizados por los expertos del FMI.
España, el gran expuesto a los emergentes
La banca española cuenta con una gran exposición a los mercados emergentes según observa el Fondo Monetario Internacional en su Informe Global de Estabilidad Financiera (GFSR). De hecho, el sector bancario patrio, responsable del 40% del riesgo total entre los emergentes, se posiciona en segundo lugar, sólo por detrás del austriaco, como el de mayor posibilidad de sufrir algún tipo de shock si la normalización monetaria en Estados Unidos continúa generando tensiones en mercados como el brasileño o el turco, entre otros.
"Los bancos con actividades transfronterizas considerables podrían enfrentar problemas derivados de los riesgos generados en las economías emergentes", advierte el informe.
En un período de transición, la reducción de la orientación acomodaticia de la política monetaria estadounidense podría producir importantes efectos de contagio tanto a las economías avanzadas como a las de mercados emergentes, a medida que se ajustan las carteras y se revisan los riesgos.
El informe sugiere que en las economías de mercados emergentes las empresas en muchos casos tienen suficientes defensas como para resistir shocks internos o internacionales normales, aunque algunas vulnerabilidades son evidentes.
Según el equipo liderado por José Viñals, consejero financiero y director del Departamento de Mercados de Capital del Fondo, "en un escenario adverso y severo en el que los costes suben y los beneficios se deterioran significativamente, la deuda en situación de riesgo en manos de empresas emergentes debilitadas y muy apalancadas podría aumentar hasta los 740.000 millones de dólares".
La situación sobre la posibilidad de absorción de estas pérdidas varían según la región pero es cierto que el sector bancario español podría sufrir daños colaterales ya que supera a través de su exposición a emergentes como Brasil, India, Indonesia o Turquía a economías avanzadas como Reino Unido, Estados Unidos, Japón o Alemania.
Aún así Viñals destacó que la exposición de España a países como Brasil o México no debería preocupar puesto que estos cuentan con sólidas bases monetarias y, en el caso de México, han impuesto importantes reformas que les permitirían sortear con un shock inmediato.
Demasiado expuestos a la deuda del Gobierno
A ojos de la institución y a pesar del moderado optimismo generado por los bancos españoles así como la deuda soberana patria, el endeudamiento de los hogares sigue siendo excesivo. Además, el Fondo alerta de que los pasivos extranjeros netos siguen siendo elevados pata nuestro país.
Por otro lado, las tenencias de bonos del gobierno por parte de los bancos españoles han aumentado rápidamente durante los últimos dos años, representando alrededor del 10% de los activos totales.
Esto refuerza el nexo de unión entre la deuda soberana y la salud financiera de los bancos pero, sin embargo, al contrario de lo ocurrido en la cúspide de la crisis financiera, la caída en los diferenciales soberanos han ayudado a reducir los costes de financiación de los bancos comerciales. Aún así el Fondo reitera que esta situación ha aumentado la sensibilidad de los bancos ante posibles crisis financieras soberanas.