Economía

Los mercados apremian a Draghi a que tome medidas drásticas el jueves

Mario Draghi, presidente del BCE. Imagen: Archivo.

Arrecia la presión de los mercados y las instituciones para que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, tome el próximo jueves medidas monetarias no convencionales que estimulen la economía, alejen el riesgo de la deflación y conjuren el peligro de japonización de la eurozona.

De los cartuchos que el BCE guarda en la recámara, los mercados tienen grandes expectativas sobre una bajada de tipos de interés -incluso llevándolos a terreno negativo-, además de barajar la compra de bonos y la inyección de más dinero barato a la banca para que ésta lo distribuya al mercado y, por ende, fluya el crédito a la economía real.

El problema es que los tipos están ya en el mínimo histórico del 0,25%, y gastar esa bala ahora podría ser pan para hoy y hambre para mañana, al decir de los expertos. Respecto a la medida de ofrecer tipos negativos a la banca por aparcar su dinero en el BCE, ello implicaría que los bancos comerciales tendrían que pagarle al eurobanco, lo que los impulsaría a poner ese dinero a circular en la economía. Ahora bien, el impacto de tal acción sería limitado, a juzgar por los últimos datos: de los 825.000 millones de euros que las entidades tenían depositados en el BCE en 2012, hoy quedan 30.000 millones.

En todo caso, lo que parece claro es que el jueves, en la reunión mensual del Consejo de Gobierno del BCE, a Mario Draghi le toca mover ficha, tal y como auguraba el pasado jueves el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia. El español se unía así al coro de expertos, medios e instituciones que en los últimos días han urgido a Draghi a adoptar acciones contundentes, llegando incluso a la compra de bonos.

La rémora de los bajos precios

La tasa anual de inflación de la eurozona es del 0,7%, lejos del 2% que la autoridad monetaria considera estable. Eso, y los cinco meses consecutivos a la baja, han disparado las alarmas.

De hecho, esta misma semana, Alemania y Finlandia despejaban la vía para que Draghi reconsidere tanto la fijación de tipos negativos a los depósitos como la adquisición de activos financieros. Una pista en ese sentido la dio el banquero central finlandés, Erkki Liikanen, al confiarle al Wall Street Journal que "no se ha agotado el margen de maniobra del BCE con los tipos".

Y es que, pese a estar en el mínimo del 0,25%, aún siguen teniendo efectos contractivos en la economía de los Dieciocho.

Asimismo, Alemania ha flexibilizado su postura, al punto de que el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, ya no descarta un programa de estímulos en forma de compra de activos bancarios. Con cualquiera de estas medidas se debilitaría el euro. Hay que recordar que Weidmann y Draghi ven el fuerte tipo de cambio como un riesgo.

El cambio de discurso de Alemania y Finlandia allana a Draghi su nueva misión de salvamento de la eurozona, para la que el pasado día 13 dijo estar dispuesto. Unas palabras que hicieron recordar de inmediato las que pronunció en 2012, en plena crisis de deuda soberana, cuando anunció ante inversores en Londres que haría "todo lo que fuera necesario para salvar el euro".

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