
El recién nombrado primer ministro italiano, Matteo Renzi, puede tener un problema de dimensiones colosales. Roma, capital del país transalpino, podría encontrarse al borde de la bancarrota en un caso con paralelismos a lo sucedido con la ciudad estadounidense de Detroit, tal y como recuerda The Wall Street Journal.
Renzi tuvo ayer que retirar un decreto, llamado "Salva Roma", promulgado por su antecesor, Enrico Letta, que habría supuesto una inyección de 816 millones de euros para cubrir el agujero presupuestario que tiene la ciudad eterna, tras el rechazo del Parlamento.
Ahora, el primer ministro italiano se enfrenta a las habituales tensiones y negociaciones políticas para pasar un nuevo decreto que rescate a Roma, algo que le va a costar tiempo y capital político que tenía intención de invertir en promover la reforma electoral y laboral que ha prometido.
Tendrá que recortar o será intervenida
El problema pasa de este modo ahora a la ciudad, que tendría que afrontar decisiones duras, tales como recortar servicios públicos, subir impuestos o retrasar los pagos a proveedores, para ganar tiempo antes de encontrar una situación al agujero que tienen las cuentas municipales.
De hecho, si no lo logra, Roma podría ser intervenida por el Ministerio del Interior y obligada a vender activos de la ciudad. "Es hora de acabar con los trucos de contabilidad y declarar el default de Roma", dijo ayer Guido Guidesi, parlamentario de la Liga Norte y que se opuso al rescate de Roma.
Ignazio Marino, alcalde de la capital, lleva desde que accedió al cargo batallando con los problemas económicos que arrastra la capital. De momento, no quiere acometer los recortes, y su plan pasa por la petición de 485 millones extras al Gobierno central para compensar a Roma por los costes extra a los que incurre por el turismo, ser la capital del país y hogar del Vaticano.
Mirko Coratti, presidente del consejo municipal, advertía ayer que "un default de la capital provocaría una reacción en cadena en toda la economía nacional". En cualquier caso, no es la única ciudad en problemas, ya que Nápoles también está al borde de la quiebra y Reggio Calabria lleva ya tres años intervenida.
Unos problemas que vienen de lejos
Precisamente por ello, muchos se han quejado de que hay otras ciudades con problemas, y que una transferencia del Gobierno central a Roma sería injusta. Los problemas de la ciudad vienen de largo. Sin apenas industria, la ciudad depende mucho de las tasas municipales y los pagos al transporte público.
Hace tan solo seis años ya tuvo que transferir 12.000 millones de euros a un fondo especial subsidiado y garantizado por el Gobierno central para aliviar las cuentas. Sin embargo, el mal estado de la economía italiana y la austeridad no han hecho sino complicar los esfuerzos para sacar a flote a Roma.
Los problemas son tan graves que incluso con el decreto "Salva Roma", el alcalde Marino, aliado del ex primer ministro Letta, tendría que tomar decisiones difíciles. Por ejemplo, ha tenido que subir las tasas de los cementerios. A pesar del rechazo de ayer, se espera que Renzi promulgue un nuevo decreto para ayudar a Roma, aunque se desconocen los detalles, tal y como recuerda el diario estadounidense.
Marino ya ha advertido de que si no sale adelante el rescate y la ciudad acaba siendo intervenida, el dejará el cargo. En el peor de los escenarios posibles, Roma será la Detroit europea.