
La escuela de negocios EADA y el grupo ICSA publicaron esta semana un estudio en el que se analiza la retribución media de miles de altos directivos, mandos medios y trabajadores de empresas de todo el país y concluye, entre otros, que los primeros ganaron un 7% más en 2013, mientras los del resto se equipararon a la baja.
Ante estos datos saltaron las voces de alarma: "desaparece la clase media". Pero el Catedrático de la Universidad de Columbia, Xavier Sala i Martín, que analiza las cifras, piensa que "todo esto estaría muy bien sino fuera por un simple detalle: está todo mal". Los datos de remuneración media que estima el estudio de EADA-ICSA no capturan la evolución real de las retribuciones ya que sufre de un conocido problema estadístico: "el sesgo de la composición".
Para ver el problema, el economista invita en su blog, a hacer un simple ejercicio: consideren un grupo de tres personas; la primera tiene un salario de 1.000, la segunda de 2.000 y la tercera de 3.000. Si calculamos el salario medio, vemos que es de 2.000 euros. Si pasado un año, apunta Sala i Martín, el salario de los tres trabajadores sube un 10% (y pasan a cobrar 1.100, 2.200 y 3.300 respectivamente), la media sube un 10% (2.200). La media, en este caso, refleja la realidad. Los salarios han subido un 10% en promedio.
Ahora bien, imaginen sin embargo que los salarios no cambian pero que el trabajador que cobraba 1000 es despedido. Al estar en el paro, no computa como empleado por lo que si se calcula la media de los trabajadores calcularemos el promedio de los otros dos que cobran 2.000 y 3.000, por lo que el salario medio es de 2.500. Es decir, ninguno de los tres trabajadores ha experimentado un aumento de sueldo (y de hecho, uno de ellos ha visto como su remuneración pasaba de 1000 a cero) y, sin embargo, el salario medio ha pasado de 2.000 a 2.500.
"Claramente el salario medio no refleja la situación de esas tres personas ya que muestra un aumento del 25% cuando a ninguno de los trabajadores les ha subido el salario". Este fenómeno "mágico" refleja que la composición de trabajadores sobre los que se computa la media ha cambiado. Por eso ese problema se llama el "sesgo de la composición", explica Sala i Martín.
Otro ejemplo aún más realista: el trabajador de 1.000 pierde su empleo, al de 3.000 le rebajan el salario a 2.900 y al de 2.000 le rebajan a 1.900. El salario medio ahora es el promedio entre 2.900 y 1.900 y equivale a 2.400. Es decir: en relación a la situación inicial, un trabajador pierde totalmente su empleo, y los otros dos ven reducido su salario y, sin embargo, el salario medio aumenta.
"El cálculo de la remuneración media no refleja para nada la verdadera situación económica del grupo de gente que estamos analizando ya que arroja resultados absolutamente alocados", apunta.
Cálculos sin sentido
El economista invita a fijarse en que si el que hubiese perdido el puesto de trabajo hubiera sido el trabajador rico y hubieran quedado los otros dos (con salarios de 1.000 y 2.000), la media habría bajado de 2.000 a 1.500. Es decir, cuando los trabajadores peor pagados son despedidos los salarios medios suben y cuando los que pierden su puesto de trabajo son los trabajadores más ricos, el salario medio baja.
Así las cosas, el catedrático piensa que calcular la media de un grupo de empleados que cambia en el tiempo no tiene ningún tipo de sentido y no revela ningún tipo de información económicamente útil.
Tras estos ejercicios, Sala i Martín regresa al estudio. El siguiente gráfico muestra la evolución de la remuneración de directivos (en negro), mandos intermedios (azul) y trabajadores (verde). En rojo aparece la inflación de manera que la remuneración en términos reales es la distancia entre la línea de color para cada grupo y la roja.
En un determinado grupo, los salarios se disparan hasta un 16%. ¿Cómo puede ser que el salario medio aumentase un 16% y nadie experimentase esa subida? Esa, la del 8% o la de casi el 5%. La respuesta es: efecto composición. Lo que pasó al principio de la crisis es que los trabajadores de salarios inferiores fueron despedidos y eso aumentó el salario medio a pesar de que los salarios en realidad no estaban aumentando. La remuneración media no refleja en absoluto la evolución de los salarios de directivos, mandos intermedios o trabajadores ya que están totalmente contaminados por el efecto composición.
Y otro ejemplo más. En el siguiente gráfico, que muestra la evolución de la remuneración de los directivos en diferentes sectores, la línea refleja la de los directivos de la banca. Se observa que sus salarios suben espectacularmente en 2008, 2009, 2010 y 2011. ¿Cómo puede ser que los directivos de los bancos vieran que sus salarios aumentaban en un momento de crisis financieras donde las cajas desaparecían, se convertían en bancos, se fusionaban o quebraban? Se pregunta Sala i Martín. "La respuestas es, de nuevo, el efecto composición".
En resumen, señala el economista, el estudio de EADA-ICSA "aporta muy poca luz sobre la evolución real de las remuneraciones de directivos, mandos intermedios y trabajadores. No digo que los salarios de los directivos no haya subido y que el de los trabajadores no haya bajado. Tampoco digo lo contrario. Lo que sí sé, es que el estudio aporta cero luz sobre este tema", concluye.