Economía

Reino Unido sopesa adelantar el fin de los estímulos por la caída del paro

El nuevo gobernador del BoE, Mark Carney. Foto: Archivo

La gran apuesta estratégica de Mark Carney tras asumir el timón en el Banco de Inglaterra (BoE, en sus siglas en inglés) podría adelantarse a las previsiones del gobernador. El inédito vínculo entre el desempleo y la política monetaria suponía a priori el compromiso de mantener los intereses en el mínimo histórico y activar potenciales inyecciones de dinero durante tres años.

La Comisión de Política Monetaria fijó en el 7% de paro la referencia clave a partir de la que mover ficha sin asustar a los mercados y, sobre todo, evitando afectar a la todavía anémica recuperación. El porcentaje, según cálculos de los mandarines de la Vieja Dama, no llegaría hasta 2016, lo que garantizaría, teóricamente, préstamos baratos y activación del consumo como principales ingredientes de la dieta de crecimiento postcrisis.

Los datos más recientes en el panorama laboral, sin embargo, muestran un horizonte más optimista que el del BoE, una perspectiva que, de hacerse realidad, adelantaría los esperados movimientos de política monetaria para devolver a Reino Unido a la normalidad. Un informe del Instituto Colegiado de Desarrollo de Personal revela que las perspectivas de contratación se encuentran en su mejor nivel desde antes de que estallase la tormenta financiera.

La evolución evidenciada en el segundo trimestre no puede ser más elocuente: el balance entre las compañías que barajan reclutar más plantilla y aquéllas que se plantean reducir la existente es de un positivo +14, un referente positivo de por sí, pero que alcanza su significancia real comparado con el +9 de los tres meses anteriores.

Más buenas expectativas

Las estimaciones no son aisladas: la firma de asesoría de negocios BDO ha constatado que la confianza de las empresas aparece en su máximo nivel en dos años y, por si fuera poco, este verano, por primera vez desde 1992, todos los sectores productivos han mostrado una evolución al alza. Algunos como los servicios, que suponen dos tercios de la economía, figuran en su máximo nivel en seis años y la construcción o la industria comienzan por fin a repuntar.

Esta evolución en positivo tendrá su reflejo en el hasta ahora asfixiado PIB británico. Los propios datos del BoE hablan de un 2,5 por ciento de crecimiento en la segunda mitad del próximo año, un porcentaje que constituye más del doble de la media que se había venido registrando hasta ahora. Los progresos, necesariamente, afectarán al mercado laboral, sobre todo, si se comparan los índices pronosticados con la evolución real de los últimos ejercicios.

No en vano, aún con una economía ranqueante y una recuperación que se hacía esperar, la tasa de desempleo fue capaz de caer en poco más de año y medio del 8,4% de final de 2011 al 7,8% actual. Si el paro pudo reducirse hasta seis décimas en tiempos de anemia, las expectativas acerca un contexto de despegue económico no hacen más que mejorar.

La clave, con todo, es de naturaleza más numérica. El porcentaje actual significa que 2,25 millones de personas aspiran a un puesto de trabajo. La referencia del 7 por ciento fijada por el BoE significa crear hasta 750.000, un desafío para una plaza como la británica, todavía en busca de identidad para la era postcrisis. No en vano, uno de los principales condicionantes constituye la propia medicina de intereses bajos, que podría llevar a reeditar los errores de sostener la recuperación con crédito.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky