
La decisión sobre política económica más importante que tendrá que hacer Barack Obama en otoño será nombrar al sustituto del presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke. Opinamos, en contra del consenso, que el próximo presidente de la Fed será Larry Summers.
Tanto la favorita, la actual vicepresidenta Janet Yellen, como el ex secretario del Tesoro, Larry Summers, están sumamente capacitados intelectual y académicamente por la amplia experiencia política necesaria para el puesto, aunque sostenemos que Summers ya ha demostrado su valía, al haber trabajado en el Tesoro durante la crisis financiera asiática, las muchas sufridas en los mercados emergentes entre 1994 y 2000 y durante el bajón sistémico que rodeó al fondo de cobertura LTCM. Yellen supera a Summers en veteranía dentro de un banco central, pero la amplia experiencia política de este último lo compensa con creces.
Entre las debilidades de Yellen se incluye una postura excesivamente blanda sobre política monetaria (preocupante para algunos participantes del mercado e incluso para los más duros de la Fed). Ella es aún más dovish -o paloma, término con el que se conoce a los miembros de los bancos centrales que anteponen el crecimiento económico a la inflación- que Bernanke y el presidente de la Fed de Nueva York, William Dudley. Y existe cierta preocupación de que, si bien la inflación no es un problema hoy en día, pueda convertirse en uno si la economía experimenta una recuperación robusta. También pesa en su contra su distanciamiento de la Casa Blanca: Yellen no está personalmente cerca de Obama o de sus principales colaboradores y no interactúa regularmente con la administración, mientras que Summers tiene amigos íntimos allí y ha trabajado directamente para el presidente. Más debilidades de Yellen son la falta de experiencia en mercados financieros, un estilo directivo suave que podría sugerir un liderazgo débil y la falta de preocupación por la estabilidad financiera relativa al crecimiento económico.
Los puntos flacos observados en Summers se refieren a la opinión de algunos de que es un intelectual arrogante y, en contadas ocasiones, un comunicador imprudente; se le considera amigo de Wall Street y sin apoyos en el ala izquierda del Partido Demócrata; su relación con el Gobierno de Obama fue algo complicada en su paso por el Consejo Económico Nacional (NEC), aunque todos le siguen teniendo mucho respeto; y su falta de experiencia directa en política monetaria, aunque posee un extenso bagaje político.
Summers se enfrentará a preguntas más duras que Yellen durante las audiencias de confirmación, incluso por parte de los demócratas, aunque la suavidad de Yellen seguramente se sitúe en el punto de mira de los republicanos conservadores. Ambos candidatos son tremendamente aptos para el puesto y serían una elección excelente como presidentes de la Fed. Basándonos en conversaciones con expertos en política monetaria y agentes de mercado, mi opinión es que la Administración Obama se está inclinando hacia Larry Summers. La debilidad de Yellen (que hasta hace muy poco lideraba la carrera) se discute ahora más abiertamente mientras que Summers, el segundón, se convierte en el candidato con más probabilidades.
En términos de los efectos en política monetaria, a los dos candidatos les preocupa el crecimiento en el marco de la estabilidad inflacionaria, aunque exista un considerable arrastre fiscal, pero Yellen es más blanda que Summers (más incluso que los más laxos del Comité Federal de Mercado Abierto, FOMC, por sus siglas en inglés) en cuanto al nivel de agresividad necesario en política monetaria para impulsar el crecimiento y el empleo. Y Summers apoyaría una austeridad fiscal menos frontal como herramienta clave para lograr un crecimiento económico más sostenido.
Dadas las actuales divisiones dentro de la junta de la Fed y que el presidente, Ben Bernanke, ya no ejerce casi de rey, capaz de imponer sus opiniones a los demás dentro de la Reserva Federal, ambos tendrán que esforzarse para convencer a otros miembros sobre el camino correcto de la política monetaria. Sus estilos de liderazgo difieren bastante: Yellen adopta un planteamiento más consensuado. Según los pronósticos de RGE (Roubini Global Economics) del crecimiento y la inflación, la Fed normalizará los tipos muy despacio, sin tener en cuenta a quién se elija.