
A Grecia le cuesta cada vez más cumplir con sus compromisos financieros y con las condiciones impuestas por la troika. Un nuevo default y una nueva quita de deuda se perfilan como solución a su enquistado problema, pero el Gobierno de Angela Merkel, con unas elecciones a la vuelta de la esquina, no quiere saber nada de medidas que impliquen más dinero o más inestabilidad.
Una vez más, Berlín volvió a rechazar públicamente la posibilidad de acometer una nueva quita sobre la deuda griega la pasada semana. Y lo hizo a través de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble, que estaba de viaje en Atenas y que insistió en la importancia de que el país heleno se ciña a las reformas programadas.
"Les querría pedir que no continúen con la discusión sobre una nueva quita. No favorece a sus intereses", advertía el ministro alemán a la coalición que gobierna Grecia.
Sin embargo, y como señala hoy el Financial Times, se trata de una cuestión que no deja de sonar en círculos políticos y financieros ante las dudas crecientes de que el país pueda reconducir su economía, recuperar la actividad y el empleo y reducir su elevado endeudamiento público.
O hace default o se va del euro
Este punto es fundamental para Wolfgang Münchau, que en su columna de hoy se pregunta qué opción es más factible o "económicamente racional" para Grecia, si seguir la senda marcada por Schauble o decantarse por una suspensión de pagos o, incluso, la salida del euro.
"La opción de Schauble de reformar y no aplicar una quita solo tiene sentido desde su punto de vista. No es una opción para Grecia", afirma Münchau, que sin embargo considera comprensible la postura de Berlín proque solo quedan dos meses para los comicios en los que Merkel se juega la reelección.
"No culpo al ministro de Finanzas alemán por negarse a discutir sobre una nueva quita de Grecia en este momento. Teniendo en cuenta el enfoque de Berlín para solventar las crisis, me cuesta pensar en una mejor forma de perder votantes que decir Vale, vamos a ser realistas a partir de ahora", apunta.
Porque según Münchau, la realidad es difícil de digerir y deja pocas opciones a Atenas, que se ha convertido en una víctima del "analfabetismo macroeconómico" de la Eurozona. "En el fondo mantienen la ilusión de que la deuda griega pueda volver ser sostenible. Pero las reformas y sí, la austeridad, eran inevitables. Y aquí hay ironía. Las reformas y la austeridad constituyen la condición previa para quedarse en la zona euro, pero también para salir de ella".
Como consecuencia, Grecia solo tiene ante sí dos opciones, según el columnista. La primera sería hacer default dentro de la región comunitaria. Por ahora, esta opción se descarta de plano en base a las palabras de Schauble. Y la segunda opción es abandonar la zona euro, una decisión que el país podría tomar unilateralmente. "La segunda no ha sido posible... hasta ahora", puntualiza Münchau.
En ambos casos, señala el FT, lo que es inevitable es que el país heleno continúe con los ajustes y reformas estructurales.