Economía

¿Vivimos más años cuanto mayor es el paro? Algunas ventajas de la recesión

Imagen: Getty

En contra de lo que piensan muchos, las recesiones pueden ser malas para el bolsillo de las sociedades que las sufren, pero beneficiosas para su salud. Eso es al menos lo que defiende Peter R. Orszag, vicepresidente de banca corporativa y de inversión de Citigroup y exdirector de la Oficina de Presupuesto de la administración Obama. Según sus cálculos, por cada aumento de un punto porcentual en la tasa de paro, la tasa de mortalidad en EEUU ha caído en 0,3 puntos.

Orszag defiende esta idea en un artículo que recoge Bloomberg, y lo hace aportando una serie de razones que, en su opinión, contribuyen al aumento de la esperanza de vida de una sociedad determinada.

Parte de la razón de ese aumento, señala, es que hay un menor número de accidentes de tráfico, porque normalmente la gente coge menos el coche cuando la economía se desacelera. Para apoyar su argumento, Orszag precisa que de 2002 a 2007, el número de estadounidenses que murieron en accidentes de tráfico fue más o menos constante, en alrededor de 42.000 por año. En 2011, esa cifra se había reducido en casi una cuarta parte, a 32.367, el nivel más bajo desde 1949, cuando la población de EEUU era la mitad de lo que es ahora.

Ahora bien, las muertes por accidente de tráfico suponen tan sólo el 2% de las defunciones totales que se producen cada año, por lo que el hecho de que se reduzcan los accidentes no justifica por sí solo el aumento de la esperanza de vida aumenta durante una recesión.

Para el resto de razones, el vicepresidente de banca corporativa y de inversión de Citigroup se apoya en varios estudios recientes. Uno de ellos centrado en Islandia y, realizado por la Universidad de Islandia, la Rider University y la Escuela Médica Robert Wood Jonson de Nueva Jersey entre 2007 y 2009, demuestra que durante la recesión que vivió el país hace cinco años, sus ciudadanos abandonaron varios comportamientos poco saludables.

Prácticas más saludables

Por ejemplo, entre las personas en edad de trabajar, la proporción de los que fumaban se redujo hasta el 19%, desde el 23% de antes de la crisis. La proporción de personas que consumen al menos cinco bebidas alcohólicas en un día por lo menos una vez al mes se redujo al 17%, desde el 20%. El consumo de comida rápida durante la semana también se redujo y, en cambio, un 76% de personas confirmaron dormir las horas necesarias, desde el 72% de antes de la crisis.

El segundo de los estudios a los que alude Orszag se centró en la contaminación del aire. Las mayores concentraciones de monóxido de carbono están relacionados con las tasas de mortalidad más altas, según apuntan los economistas Garth Heutel de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro y Christopher Ruhm de la Universidad de Virginia. Ambos observaron que un aumento de la desviación estándar del monóxido de carbono eleva la tasa de mortalidad en un 2%, básicamente por enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Heutel y Ruhm apoyan la tesis de que cuando la economía está en recesión, las concentraciones de monóxido de carbono son más bajas, lo que mejora la calidad del aire y la salud de las personas.

El tercer estudio alude al hecho de que las muertes entre personas de mayor edad disminuyen durante una recesión y una de las razones es que hay más personas dispuestas a cuidar de ellos. Cuando la situación de un mercado laboral se debilita, parece que hay más personas dispuestas a trabajar a domicilio cuidando de los ancianos.

A pesar de los 'beneficios' de un desempleo elevado, Orszag puntualiza que nada debería hacer desear esa situación: paro significa también pérdida de productividad, menores ingresos y preocupaciones para muchas personas desempleadas. Y esas son razones más que suficientes para luchar contra ello, concluye.

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