
La imagen de China en Occidente se mantiene en cuarto menguante. Y es que la búlgara Meglena Kuneva, comisaria europea de Protección de los Consumidores, ha presentado este jueves las últimas cifras de Rapex, el sistema europeo de alerta rápida concebido para agilizar la retirada del mercado de partidas de productos peligrosos que intentan cruzar las aduanas o que ya lo han conseguido.
El número de artículos denunciados a lo largo y ancho del Viejo Continente gracias a este sistema se elevó un 53 por ciento entre los años 2006 y 2007. El año pasado, 1.605 productos dispararon las alarmas de este sistema. El 52 por ciento de los casos, eran mercancías made in China, seguidas muy de lejos por bienes provenientes de lugares no identificados (13 por ciento), de Alemania (6 por ciento) e Italia (4 por ciento).
El 31 por ciento de los artículos peligrosos detectados eran juguetes, seguidos por vehículos de motor (15 por ciento), aparatos eléctricos (12 por ciento), y equipos de iluminación y cosméticos (6 por ciento respectivamente).
La noticia echa más leña al fuego en plena crisis sobre el respeto de los derechos humanos en Tíbet; en mitad de los roces diplomáticos en vísperas de los Juegos Olímpicos de Pekín; y en medio del boicot que sufren los productos franceses en el gigante asiático desde el asalto a la llama olímpica en París.