
La gran industria, agrupada en la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), lanzó ayer un mensaje común sobre la necesidad de impulsar un coste de la electricidad predecible y competitivo. Este sector cree necesario que en España haya una planificación industrial "clara", al igual que en Francia o Alemania, que marque las pautas y fije una estabilidad regulatoria para asegurar las inversiones intensivas en capital.
Así se puso de manifiesto en el Foro AEGE, que organiza la asociación con la colaboración de elEconomista y la Universidad Politécnica a través de la Escuela de Ingenieros Industriales, en el que participaron reconocidos profesionales por parte del regulador energético, el operador del sistema y de la Administración.
Eduardo Gil, presidente de AEGE, puso en evidencia la necesidad de "reindustrializar España" y de crear un nuevo plan de acción a largo plazo para que el sector recupere peso en la economía española y tenga la posibilidad de crear empleo de nuevo.
Gil recordó que hace unos años la industria casi suponía un 20 por ciento del PIB de España, mientras que ahora se ha reducido al 12 por ciento.
En este sentido, en todas las mesas de diálogo se resaltó que Europa trabaja ahora para sumar un nuevo objetivo: que el 20 por ciento del PIB de cada Estado provenga de la industria en 2020.
Una de las críticas comunes de la industria es que el coste de la energía es más alto que en países vecinos, lo que merma la competitividad de las empresas españolas. ¿La razón de esta descompensación? En España la factura de la luz recoge costes que no tienen que ver con la generación y la distribución, como son las extrapeninsulares o las primas a las renovables.
Así, Javier Targhetta, presidente de Atlantic Copper, aseguró que los precios de la energía se alteran también por las tasas del C02 y por las diferentes partidas que se incluyen en el recibo y que alcanzan el 50 por ciento del precio total.
En la misma línea se expresó Rafael Gómez-Elvira, director adjunto de presidencia de OMIE, que explicó que el precio del mercado mayorista es inferior a la media europea, pero apuntó que el coste final que paga el consumidor está por encima de esta media, precisamente por los costes que se pagan en el recibo.
Esta idea fue replicada por el presidente de Unesa, Eduardo Montes, quien mostró a través un gráfico de Eurostat que la energía en España está en la banda media baja de la UE. "Es verdad que no somos baratos, pero no somos los culpables de la falta de competitividad en la industria, si es que existe", señaló.
El presidente de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), Alberto Lafuente, espetó que las pequeñas industrias han tenido que soportar entre 2006 y 2013 un incremento de los costes regulados de la electricidad, o peajes, muy superiores a los de las grandes industrias. De hecho, añadió que los peajes (parte regulada del recibo) se han reducido para la gran industria. "Si hay un problema, no está en el mercado de la energía, sino en otras medidas que afectan al precio final", añadió.
Uno de los puntos que se pusieron encima de la mesa fue el de los problemas de los que adolece el mercado mayorista de electricidad. Así, el director general de Operación de Red Eléctrica, Andrés Seco, afirmó que algo pasa en el mercado para que el precio sea cero en muchas horas y advirtió que la reforma que se prevé para junio no será "la primera ni la última".
En este sentido, se plantearon diferentes opciones. Seco consideró oportuno crear un mercado espejo, donde los clientes industriales puedan actuar igual que lo hacen los generadores. El director general de Fortia, Juan Temboury, propuso crear una oferta profunda de energía a plazo, aprovechando la venta de renovables para el suministro de la tarifa de último recurso. El objetivo sería aprovechar el gran volumen de renovables, de forma que el 60 por ciento de la producción generada se pudiera destinar a la contratación a plazo.
Precisamente, los directivos presentes criticaron que en España no han funcionado los contratos bilaterales ni el mercado de futuros, que es menos competitivo que en otros países.
Por su parte, Pedro Larrea, advirtió que la industria ya se ha esforzado por ser más eficiente y criticó que las medidas puestas en marcha hasta ahora, como las tasas energéticas, terminan pagándolas los consumidores. "No creo que lo pague el sector eléctrico", estimó.
Además, Larrea puso de manifiesto que la energía es un 65 por ciento más cara respecto a hace 5 años.
Comercio anima a exportar
Para solventar esta situación, el secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz, animó a que las empresas fortalezcan las exportaciones y las hagan "robustas" porque "será el vector de crecimiento que nos haga salir de la crisis". Además, quiso dejar claro que todas las reformas que está llevando a cabo el Gobierno tienen el objetivo de reducir los costes y devolver la competitividad perdida en los años. De hecho, aseguró que las reformas ya están dando sus frutos porque España ya ha recuperado 3,6 puntos de competitividad durante 2012 y es el país europeo con un mayor crecimiento en exportación, lo que ha logrado a su vez paliar la caída del PIB. Por ello, estimó que 2014 será el año de la recuperación, tal y como ya han anunciado diversos organismos internacionales.
Sin embargo, un lastre para esta recuperación en el sector energético es el déficit de tarifa. En este sentido, el secretario general de Industria y Pyme, Luis Valero, fijó como prioridad parar "la sangría" del agujero eléctrico, ya que estamos en un momento "francamente complicado".
Respecto al déficit se pronunció también Antonio Garamendi, presidente de la Comisión de Energía de la CEOE, que aseguró que "no se debe incurrir en errores pasados y seguir invirtiendo en tecnologías que aun no son maduras y que suben el precio de la electricidad". Además Garamendi explicó que los "precios desorbitados" de la energía "son consecuencia de decisiones que muchas veces no están en el ámbito de la energía".
La amenaza del CO2
Otra de las amenazas a las que se enfrenta la industria se encuentra en el mercado de emisiones de CO2. Por ello los grandes consumidores de electricidad han mostrado su preocupación ante la propuesta de la Comisión Europea, que pretende forzar la subida del precio del CO2, lo que implicaría un encarecimiento de la factura de la luz, retrasando la subasta de 900 millones de derechos. De momento la industria ganó la primera batalla, impidiendo que Bruselas metiera mano en el mercado de carbono, pero la decisión final se conocerá a finales de Junio con una nueva votación del Consejo Europeo.