Cinco países de la UE superan a octubre el tope del 90% del PIB que el G-20 quiere fijar en un futuro. Italia registra la segunda mayor ratio europea y Bélgica es quinta en el 'ranking' del pasivo.
La deuda pública española ha entrado en una espiral de crecimiento inusitado, no sólo por los 913.000 millones acumulados hasta febrero -casi el 86 por ciento del PIB, cuando el Gobierno espera un 90 por ciento a final de año-, sino por el ritmo al que se ha disparado en un solo ejercicio, el de 2012, en el que el pasivo de las Administraciones engordó en 145.871 millones. Un fenómeno lógico en los países rescatados, pero excepcional entre los restantes miembros del club del euro y de la Unión Europea.
De hecho, con los últimos datos homogéneos a escala comunitaria, correspondientes al tercer trimestre de 2012, España es el único Estado no rescatado cuyo endeudamiento interanual aumentó más de 10 puntos de PIB respecto al mismo periodo de 2011. Según los datos de la oficina de estadísticas europea (Eurostat), tan sólo los intervenidos Chipre (+17,5 puntos de PIB) e Irlanda (+13,4 puntos) sumaban hasta octubre mayor incremento de la ratio de deuda que nuestro país (+10,7 puntos), mientras que el tantas veces defenestrado Grecia disminuyó sus números rojos en el 11,1 por ciento.
Imposición de nuevos topes
En este panorama, dos factores han hecho saltar las alarmas. Primero, los negros vaticinios del Fondo Monetario Internacional (FMI), que augura a España una deuda del 91,8 por ciento este año, del 97,6 por ciento en 2014 y, de aquí a dos años, la ruptura del nivel psicológico del 100 por ciento. Y segundo, que la escalada del pasivo colocaría a España directamente fuera del límite que prevé imponer el G-20 a partir de 2016: un tope del 90 por ciento del PIB. Claro, que más estricto aún podría ser el Eurogrupo, que ya ha lanzado varios globos sonda en el sentido de estudiar un tope de deuda del 60 por ciento a los países del euro. En este último caso, España estaría ya, directamente, al filo del precipicio y obligada a ajustes draconianos, pues en los dos primeros meses del año el pasivo roza ya el 86 por ciento.
Un problema europeo
Las mayores ratios de deuda pública sobre el PIB al final del tercer trimestre de 2012 las presentan Grecia (152,6 por ciento), Italia (127,3 por ciento), Portugal (120,3 por ciento), Irlanda (117 por ciento) y Bélgica (101,6 por ciento), mientras que en la parte baja de la tabla, con menor endeudamiento, aparecen Estonia (9,6 por ciento), Bulgaria (18,7 por ciento) y Luxemburgo (20,9 por ciento).
Es decir, según las últimas cifras facilitadas por Eurostat, cinco países de entre los Veintisiete estarían ya fuera del límite del 90 por ciento de deuda pública que baraja imponer la cumbre del G-20. Y la magnitud del problema se advierte al encontrar en el podio del endeudamiento a Italia y Bélgica, que superan con creces ese tope y por bastante el nivel del 100 por ciento del PIB.
Pero es que, además, en relación al segundo trimestre de 2012, un total de 15 miembros de la UE incrementan su deuda sobre el PIB, mientras que 11 la disminuyen y sólo uno permanece sin cambio.
Y si hay cinco países europeos con más del 90 por ciento de pasivo de sus Administraciones Públicas, rondando el 80 por ciento a últimos de septiembre pasado -y es lógico suponer que a estas alturas de 2013 el agujero haya aumentado- hay varios pesos pesados de la UE, como Francia (89,9 por ciento del PIB), Reino Unido (87,8 por ciento) y la misma campeona de la austeridad, Alemania, con una deuda pública del 81,7 por ciento en el tercer trimestre de 2012. A ellos hay que sumar España, con su casi 86 por ciento en febrero.
La tendencia, pues, de la deuda en toda Europa es al alza. La comparación interanual del tercer trimestre de 2012 sobre 2011 arroja cifras contundentes: un total de 22 Estados encajaron incrementos en su deuda, mientras que sólo cinco la disminuyeron, por supuesto, los de menor peso específico, salvo el caso del rescatado Grecia.