
Los delegados de la Comisión Europea, el BCE y el FMI inician hoy una evaluación extraordinaria a Portugal de la que depende el desbloqueo del siguiente tramo del rescate y el aplazamiento de su devolución en siete años. La situación se ha complicado tras la sentencia que invalidó varias medidas de austeridad, como la supresión de una paga extra a los funcionarios.
La troika llegará hoy a Lisboa para completar su séptimo examen al país desde que su rescate en mayo de 2011, cuando concedieron la ayuda de 78.000 millones de euros que han ido entregando a plazos.
Imprevisto
La sentencia del Tribunal Constitucional luso que invalidó, el pasado 5 de abril, varias de las medidas de austeridad del primer ministro Pedro Passos Coelho por valor de 1.300 millones de euros, ha obligado al Gobierno a presentar a sus acreedores un nuevo plan de ajustes presupuestarios.
A la espera del visto bueno internacional, el siguiente tramo del rescate, de 2.000 millones de euros, permanece bloqueado. Del resultado de esta evaluación depende también que se materialice el apoyo dado el viernes por los ministros europeos de Economía y Finanzas (Ecofín) para retrasar siete años los vencimientos del rescate luso.
El Gobierno conservador portugués tiene preparado un nuevo paquete de medidas de austeridad para presentar a sus acreedores criticado ya con dureza por la oposición de izquierda y los sindicatos, que el pasado fin de semana organizaron manifestaciones en Lisboa y exigen la renuncia del primer ministro.
Los recortes
Passos Coelho solo ha detallado que ahorrará 600 millones de euros en sanidad, educación, seguridad social y servicios públicos y otros 600 millones con recortes del gasto de funcionamiento de la Administración.
Esta última medida entró ya en vigor la semana pasada con la prohibición de todo nuevo pago en el sector público no autorizado expresamente por el ministerio de Finanzas.
Según los comentarios de líderes políticos y las filtraciones en los medios lusos, entre las propuestas del Ejecutivo a la troika hay más ahorros con los salarios de la función pública y cambios en la Seguridad Social, como retrasar la edad de jubilación o gravar las pensiones con contribuciones al sistema.
En un tiempo récord, de apenas una semana, Passos Coelho se apresuró a presentar el viernes a los ministros europeos la estrategia para cubrir el agujero que abrió en sus presupuestos la sentencia del Constitucional, pero ahora debe cuadrar las cuentas ante los expertos de la UE y el FMI.
Desde la oposición, su principal líder, António José Seguro, que fue reelegido el domingo secretario general del Partido Socialista (PS) con un 96 por ciento de los votos, se reafirmó en el rechazo total a que se apliquen nuevas medidas de austeridad en el país.
Aunque el PS pide la renegociación del rescate y la renuncia del Ejecutivo, el pequeño partido democratacristiano (CDS-PP) que garantiza la mayoría absoluta de Passos Coelho, abogó el domingo por un entendimiento entre las principales fuerzas políticas lusas.