Economía

Las políticas expansivas de los bancos centrales 'matan' la renta variable emergente

Los estímulos de EEUU y Japón provocan alzas del 14% y del 29% de sus mercados, respectivamente.

Una de las tradiciones filosóficas y religiosas más antiguas y reconocidas en extremo oriente, el taoísmo, mantiene como uno de sus pilares básicos el concepto de dualidad en todo lo existente en el universo. Es lo que se conoce como el Yin y el Yang, una expresión que bien podría aplicarse en estos momentos a la relación existente entre las bolsas de los países emergentes (los denominados Brics) y las medidas tomadas por los bancos centrales de los estados desarrollados -sobre todo de Japón y EEUU-.

Si tenemos en cuenta la evolución de los principales mercados bursátiles de los países emergentes, es decir, de aquellos que se supone deben ser el motor de crecimiento, salta a la vista que su comportamiento no está siendo ni mucho menos positivo, y más si se ponen en relación con el avance que registran los selectivos de los países más desarrollados. Y es que, tal y como explica José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, "algo no funciona bien cuando vemos cómo los mercados emergentes son el motor de crecimiento mundial y sus activos tienen un comportamiento relativo peor al de los desarrollados". Así, mientras que índices como el Nikkei japonés, que registra un incremento cercano al 30 por ciento en este primer trimestre del año, o el Dow Jones norteamericano, que acumula subidas cercanas al 15 por ciento en el mismo periodo de tiempo, siguen manteniéndose al frente del mercado en lo que a rentabilidad acumulada se refiere, se pueden encontrar en el lado opuesto de la balanza selectivos de países como Brasil, Rusia, o China, que no consiguen abandonar en este inicio de ejercicio los números rojos.

Y no sólo en 2013 se puede ver esta correlación. Si se observa la marcha de los mismos selectivos desde que entró en vigor el tercer plan de estímulo cuantitativo de la Fed (QE3) el pasado 13 de septiembre, los resultados son similares. Selectivos como el Nikkei suman ganancias superiores al 35 por ciento, cuando otros índices como el Hang Seng o el CSI 300 se mantienen en negativo en el mismo lapso de tiempo.

Sin embargo, esta correlación, lejos de ser algo casual, puede explicarse sencillamente con el llamado efecto liquidez, afirma el citado analista. Las políticas monetarias expansivas llevadas a cabo por los bancos centrales de dichos países podrían estar desfigurando el comportamiento de los mercados financieros mundiales, generando así "tensiones de tipo de cambio en algunos países cuando en otros se mantiene la prioridad de luchar contra los excesos de precios" y, provocando, que los principales parqués de los países desarrollados sean quienes lideren los avances en la renta variable.

No en vano, no hay que olvidar que los mercados viven de expectativas y en estas últimas fechas las creadas por las entidades centrales son las que acaparan la mayor parte de la atención. Estas medidas han recibido numerosas críticas, como las lanzadas por el catedrático de Economía Santiago Niño Becerra, que considera que el éxito de estas políticas monetarias es relativo y que son simplemente "una huida hacia adelante". Pero también halagos y parabienes, Ben Bernanke, presidente de la Fed, habló recientemente de cómo "la flexibilidad monetaria global es mutuamente constructiva".

Sin embargo, lo que parece indiscutible es que las medidas tomadas por los bancos centrales, tanto las convencionales como las no convencionales -como puede ser el caso de las inyecciones de liquidez bancaria- provocan un efecto alcista en los indicadores de bolsa de los países desarrollados antes mencionados. Y no hay que olvidar que esta relación entre bancos centrales e índices bursátiles provoca además la frustración de parte de los inversores, "que ven como pierden la oportunidad ahora de los mercados desarrollados al mantenerse sobreponderados en emergentes" afirma Martínez Campuzano.

No obstante, se puede atisbar luz al final del túnel vía una posible mejora de las perspectivas macroeconómicas por parte de las casas de analistas sobre las economías emergentes, algo que podría favorecer un cambio de tendencia en los parqués de los Brics.

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