Economía

La europatronal apoya al BCE: "Aceptaríamos que no rebaje tipos en verano"

Ernest-Antoine Seillière, presidente de la patronal europea BusinessEurope. Foto: Bloomberg
El euro cumple en mayo 10 años y en junio, el Banco Central Europeo (BCE). BusinessEurope, la asociación de 39 patronales europeas (la española CEOE entre otras), celebra 50 años en 2008. Rodeado por tanta celebración y molesto con una invitada que nadie convocó, la crisis, el francés Ernest-Antoine Seillière, presidente de la europatronal, recibió a elEconomista en su sede de Bruselas.

El patrón de los patronos del Viejo Continente elogia al Banco Central Europeo; relativiza el impacto del alza del petróleo, siempre que no dinamite la moderación salarial; e intenta elevar la moral de sus tropas frente a la crisis.

P Los 10 años del euro son: ¿motivo de fiesta o de lamentos?

R Es incuestionable que el euro ha aportado a sus 15 países una perspectiva económica sólida. El tipo de cambio ha sido a veces ventajoso y ahora, una desventaja por su fortaleza. Pero si no hubiera existido, habríamos sufrido inconvenientes enormes: devaluaciones profundas y revaluaciones importantes, según cada moneda nacional. El euro ha sido un marco monetario extremadamente favorable para las empresas y la economía europea.

P Hubo quejas por el euro débil y, ahora, por el fuerte. Ya que nada es perfecto, ¿dónde se siente más cómodo?

R La fortaleza del euro la definen los mercados. Las empresas debemos convivir con su valor. Es evidente que una moneda no excesivamente evaluada, brinda más oportunidades a sus exportadores. Pero aunque vivamos un periodo de penalización de los exportadores, la competitividad europea se beneficia al pagar el petróleo y las materias primas menos caros por a la fortaleza del euro frente al dólar. Si desde marzo de 2007 hubiéramos pagado el petróleo en dólares, habríamos sufrido un alza del 75 por ciento, pero se ha elevado el 45 por ciento. Si bien eso no evita que sectores como el aeronáutico o los productos de lujo se vean muy penalizados.

P ¿Qué opina de los 10 años que también cumple el BCE?

R Ha desempeñado su papel. Es una institución fuerte y afianzada, dirigida de forma que ha dotado a la moneda europea de una gran credibilidad. Su actuación en tipos de interés, ha sido en ocasiones un poco severa.

P ¿Severa? ¿Es eso una crítica?

R El BCE actúa entre las contradicciones con las que debe convivir. La inflación se refuerza en todo el mundo por el precio del petróleo y las materias primas, y por las tensiones salariales. El BCE debe tener todo esto en cuenta. Por otro lado, vemos grandes economías, como la americana, que juegan a la reactivación económica vía la bajada de tipos. Y muchos se preguntan por qué no hacemos lo mismo en Europa. El mundo empresarial apoya al BCE. Considera que está actuando con inteligencia y decisión ante la crisis financiera y que su política de tipos de interés no ha sido complaciente, pero tampoco nos ha penalizado. Quienes culpen al euro de la ralentización económica en Europa buscan una excusa, porque quien debe ser acusada es la lentitud de las reformas de fondo de sus economías.

P ¿Significa que está contento con el nivel actual de los tipos de interés?

R Con el 4 por ciento actual, si hubiera una rebaja en verano creo que el mundo empresarial estaría encantado. Sería una muy buena señal. Pero si el BCE, en el marco de su responsabilidad ante la estabilidad de los precios, estima que no puede hacerlo, no habrá reproches por nuestra parte.

P ¿Hasta cuándo sobrevivirá la economía europea con el barril de petróleo por encima de los 100 dólares?

R Pagamos 100 dólares, pero el resto del mundo también. Y nos resulta más barato que a quién tiene dólares. Vivimos la competencia internacional no sin dificultad, pero la dificultad es común. La consecuencia mayor es el empobrecimiento del poder adquisitivo. Porque, evidentemente, consagramos más dinero a todo lo que es petrolífero, especialmente al combustible, en relación con el resto del consumo. Eso crea una presión social políticamente importante. El efecto principal: la política social y la reivindicación salarial. Para esto no hay una respuesta general: ni europea, ni nacional, ni regional. Las empresas que ganan dinero deben transferir una parte de su éxito a sus asalariados. Hay otras que no pueden. El BCE está muy vigilante y reclama precaución ante las subidas salariales y la inflación, que es un veneno para el verdadero desarrollo económico.

P ¿Cuál será el impacto en Europa de la crisis internacional actual?

R Estamos ultimando la revisión de nuestras previsiones económicas. La coyuntura mundial se verá un poco debilitada por la crisis financiera. La recesión estadounidense es incuestionable, y tendrá efectos en la economía europea. Efectos muchísimo más débiles que en el pasado. No habrá recesión en Europa. En 2008, el crecimiento medio de los 27 países de la UE estará alrededor del 2 por ciento. La media de los 15 países que comparten el euro será un poco menor.

P ¿También descarta que la UE caiga en recesión en 2009?

R Aún es difícil hacer previsiones para 2009. Todo depende de la profundidad de la crisis financiera. Lo que más me llama la atención es que cada noticia, por mala que sea, sobre las consecuencias de la crisis en los bancos, es interpretada por nuestros miembros como un mensaje de esperanza de que ya estamos acercándonos al final. La opinión del mundo empresarial europeo no es que cada mala noticia nos hunde en la depresión. Esta es la atmósfera que hay, sin descartar la gravedad de la situación. Nuestra mentalidad no es la de un pesimismo arraigado.

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