Economía

El BCE mantiene estables los tipos y su discurso antiinflacionista

Tal y como esperaba el mercado, el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido mantener en el 4% los tipos de interés. La decisión ha sido tomada de manera unánime y en la reunión no se planteó ninguna otra opción. El discurso de la entidad tampoco ha presentado novedades, es decir, su principal prioridad sigue siendo mantener bajo control los precios. Sin noticias de posibles bajadas de las tasas. El euro ha marcado máximos históricos frente al dólar y la libra antes de conocerse la decisión.

La decisión tomada era un secreto a voces, tal como viene ocurriendo desde octubre, una vez que la institución abortó en septiembre la subida de un cuarto de punto que tenía prevista. Todas las quinielas contenían una sola opción: el mantenimiento del precio oficial del dinero, que permanecerá así en el 4 por ciento en el que se encuentra desde junio de 2007.

El presidente de la entidad, Jean Claude Trichet, ha comparecido poco después de que se anunciara la decisión de la reunión. Y las novedades también han brillando por su ausencia.

El mismo mensaje

"Las recientes informaciones confirman la existencia de una fuerte presión alcista en materia de inflación. Estamos experimentando una fase muy persistente de tasas de inflación pasajeramente altas y que provienen sobre todo del aumento de los precios de energía y de los alimentos", ha indicado el banquero francés en su discurso.

Trichet ha vuelto a dejar patente que "ante este contexto garantizar la estabilidad de precios a medio plazo es nuestro objetivo primordial". "El firme anclaje de las expectativas de inflación a medio y largo plazo es de máxima prioridad y en este contexto no hay ningún motivo de bajar la guardia", ha añadido.

Respecto a la situación de la actividad, mantiene que "los datos fundamentales de la economía de la zona euro son sanos", aunque reconoce, como ya ha hecho en otras declaraciones que "el grado de incertidumbre en cuanto a las turbulencias en los mercados financieros se mantiene extraordinariamente elevado y las tensiones podrían durar más de lo previsto inicialmente".

El dilema persiste

El BCE sigue atrapado entre dos amenazas. De un lado figura la embestida de los precios, con la inflación de la zona euro en el 3,5 por ciento, el nivel más alto desde la existencia de la unión monetaria. De otro, la crisis financiera, con las tensiones crediticias consiguientes y su previsible impacto en el crecimiento de la región, tal como se evidencia en apartados como las ventas al por menor, que en febrero cayeron a una tasa interanual del 0,5 por ciento.

La situación, por tanto, continúa enquistada en el mismo punto de los seis últimos meses. Es decir, en un entorno en el que el BCE no puede bajar los tipos porque la inflación se lo impide y en el que tampoco puede subirlos porque el riesgo de ralentización económica existe.

El BCE ha dejado hoy claro que seguirá respondiendo a esta situación mediante mantenimientos de los intereses. Steefan Isaacs, gestor de M&G Investments, considera que es lo correcto porque "el principal problema al que se enfrenta ahora el la entidad es una preocupante subida de la inflación".

Ahora bien, la entidad no puede obviar que también existen riesgos sobre el crecimiento. En este sentido, el gobernador del Banco de Portugal y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, Vitor Manuel Ribeiro Costancio, dejó caer una seria advertencia el martes: "Europa está funcionando bien, pero es evidente que si la economía norteamericana se deteriora nosotros sufriremos las consecuencias más adelante".

Bajada en Inglaterra

El Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra (BoE, por su sigla en inglés) ha decidido hoy bajar los tipos de interés de Reino Unido 25 puntos básicos, hasta el 5%. Es la tercera rebaja de esta magnitud en cinco meses, en un intento para defender a la economía de la crisis global del crédito.

Este descenso era esperado por los analistas después de los últimos datos conocidos, que apuntaron a un declive del mercado de las viviendas, una caída de la confianza del consumidor y una desaceleración económica. El mercado ya trabaja en ese sentido desde ayer, tal como confirma la debilidad de la libra.

A pesar del recorte, los tipos de Inglaterra siguen siendo los más altos del G-7, el grupo de las siete mayores potencias mundiales.

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