
El Nobel de Economía de 2008 y profesor de Princeton, Paul Krugman, critica que siga permitiéndose la existencia de paraísos fiscales como Chipre y lamenta que siga sin reformarse el sistema bancario mundial, "casi cinco años después del comienzo de la crisis financiera mundial".
Krugman, en un artículo publicado en el diario El País, asegura que la sobredimensión de los bancos chipriotas ha sido generada por el hecho de que la isla ha sido "paraíso fiscal en el que las corporaciones y los extranjeros acaudalados ponían su dinero a buen recaudo", un lugar en el que ocultar riqueza a recaudadores de impuestos y reguladores, un sitio donde blanquear dinero.
Según Krugman, "gran parte del negocio financiero mundial sigue canalizándose a través de jurisdicciones que permiten a los banqueros esquivar las normativas y evitar así a sociedades anónimas y a los ricos pagar impuestos "como la gente de a pie".
En cuanto a lo que se refiere estrictamente a la solución del actual problema chipriota, el Nobel de Economía cree que a Nicosia le cuesta aceptar que ha llegado el final de su modelo de negocio basado en el blanqueo de dinero. "La respuesta de Chipre a su crisis ha sido un absoluto desastre", asegura. Mientras, afirma que los dirigentes europeos no quieren permitir la quiebra de los bancos de la isla, lo que conduce a un rescate.
Apunta Krugman que Chipre había preferido limitar las pérdidas de los extranjeros, los que poseen la mayoría de depósitos con más de 100.000 euros en sus bancos, a proteger el capital de los pequeños ahorradores de la quita exigida por el Eurogrupo para completar la ayuda financiera de 10.000 millones que necesita la isla.
Finalmente, Krugman cree que Chipre podría verse forzada a asumir una salida parecida a la que hace años eligió Islandia, sumida en una crisis similar: dejar quebrar sus bancos y "aniquilar a los inversores extranjeros, a la vez que se protegía a los depositantes nacionales".