
La decisión del Eurogrupo de meter la mano en la cartera de los ahorradores chipriotas a cambio de un rescate de 10.000 millones al país es una medida polémica, sin precedentes y que puede sembrar desconfianza en las instituciones financieras de la UE, que ha obviado además su compromiso de garantizar todos los depósitos bancarios.
Chipre confiscará parte de lo que tienen en sus entidades financieras todos los ahorradores, penalizando así al país entero por lo que sus anteriores gobiernos y máximos responsables de su maltrecha banca no han sabido evitar: una bancarrota a la que la isla mediterránea se ve abocada de no ser por el oxígeno de 10.000 millones de euros que recibirá de la Unión Europea.
El precio por recibir esa ayuda, una quita del 9,9% a los depósitos de más de 100.000 euros y del 6,75% a los inferiores a esa cantidad. En definitiva, un castigo impuesto desde Bruselas, a instancias del Gobieno alemán de Merkel, que puede considerarse humillante y que, a todas luces, es un agravio comparativo puesto que es la primera vez que se toma una medida similar habiendo habido ya más de un rescate de este tipo en el seno de la UE.
Bruselas se olvida con esta imposición de su propio compromiso de garantizar todos los depósitos bancarios, algo que asumió al inicio de esta interminable crisis.
El Parlamento chipriota será quien tenga que ratificar este lunes -tras haber aplazado la reunión prevista de hoy domingo- el acuerdo alcanzado entre su Gobierno y el Eurogrupo. Negarse sería caer inmediatamente en bancarrota, tal y como explicó este sábado el nuevo presidente del país, Anastasiades. Aún así, las principales formaciones de oposición en Chipre han dicho que se plantean pedir la salida del país del euro.
El líder del Partido Progresista de los Trabajadores (AKEL), Andros Kiprianou, ha calificado de "neocolonial" la actitud de la 'troika' y hasta los socios en el poder de Anastasiades, el Partido Democrático (DIKO), hablan de "chantaje inaceptable", aunque seguramente apoyarán al mandatario. "No había opción -dijo Anastasiades-. De haber fracasado el acuerdo, uno de los principales bancos de Chipre habría desaparecido el próximo martes".
Para asegurarse el cobro de la nueva tasa a depósitos, que generará a las arcas chipriotas unos 5.800 millones de euros, se ha procedido a la congelación de los porcentajes que cobrarán a cada ahorrador, una recaudación de impuestos vía confiscación sobre cuya legalidad hay dudas.
¿Corralito o no corralito?
Hay quien califica a este bloqueo o congelación de manera unilateral de los ahorros de todos los chipriotas como el primer corralito que tiene lugar en la Unión Europea. Corralito es un término que genera alarma y no es del agrado ni e Bruselas ni de Gobiernos como el español que, a través de fuentes del ministerio de Economía, ha señalado que en absoluto se puede hablar de corralito, ya que "lo único que se va a retener es el impuesto correspondiente hasta el lunes" y "la gente va a poder mover su dinero libremente".
A los chipriotas poco debe importarles estas disquisiciones. Lo real es que desde la madrugada del viernes al sábado son un 9,9% menos ricos y un 6,75% más pobres.
El lunes habrá que ver cómo reciben las bolsas la noticia del rescate chipriota y, sobre todo, de las consecuencias impuestas por el Eurogrupo a cambio de esa ayuda.
Para ver qué sucede en los bancos de Chipre, en cambio, se creía que habría que esperar hasta el martes -mañana es festivo-, día en el que debían reabrir la entidades financieras. ¿Acudiría la población en masa a retirar su dinero? ¿Sería entonces cuando las autoridades deberían hacer efectivo un corralito en toda regla ante una desbandada de fondos?
Era algo posible, aunque tendremos que esperar algo más para saberlo. El Banco Central chipriota ha decidido que el martes permanezcan también cerrados los bancos. La incertidumbre se prolonga, mientras que la población tiene ahora mismo un límite de 1.000 euros por día de retirada de efectivo de sus cuentas a través de los cajeros automáticos.