Economía

Niño Becerra critica la "hipocresía" de EEUU al demandar a S&P: también fue culpable

  • Lo que ocurre es que "hay que buscar responsables" de cara al pueblo
  • "Porque, ¿quién demonios va a sentir lástima por esos cabrones de S&P?"
El economista Santiago Niño Becerra. Imagen: Archivo

El Departamento de Justicia de EEUU anunció esta semana una demanda contra la agencia S&P a quien acusa de fraude al presentar como objetivas unas calificaciones "deliberadamente hinchadas" en 2007. El economista Santiago Niño Becerra comenta la noticia y critica la "hipocresía" del Gobierno por su denuncia. Al fin y al cabo, piensa, "animó" ese comportamiento.

El papel de las agencias era muy simple, explica Niño Becerra. "Debían decir que algo que alguien vendía era valioso porque alguien que lo compraba precisaba saber que lo era. Si el activo empaquetado, valorado, vendido y comprado era en sí mismo valioso, o no, a nadie le importaba. Lo único importante era tener un papel el que estuviesen impresas tres Aes, la máxima calificación".

¿Horror?, "Qué va", señala el economista en su blog de La Carta de la Bolsa. En su opinión, el objetivo de ese comportamiento era hacer negocio, porque el negocio era sinónimo de crecimiento, de auge, y todo el mundo quiso participar de aquel auge. Y a su juicio, quien más quería que aquel auge continuase eran las mismas autoridades financieras y los mismísimos Gobiernos.

"Aunque todos los responsables de los departamentos regulatorios del planeta me jurasen sobre una Biblia del siglo XIV que no sabían nada en absoluto de aquel proceso no me lo creería; ¿por qué?, pues porque no hacía falta más que ver la evolución de la deuda primada: era demencial", denucia Becerra.

"Pienso que ese modo de hacer fue conocido, permitido, incluso animado por Gobiernos y Bancos Centrales". Y lo fue, escribe, porque era el único modo de seguir creciendo y el mundo tenía que continuar yendo bien, y proceder de ese modo era el único modo de que continuase yendo bien. De ahí la "hipocresía" de la que habla el economista.

Ahora bien, lo que ocurre es que "cuando son millones las personas y familias arruinadas como consecuencia directa o indirecta de esos activos, cuando las fuentes del crédito están secas, cuando la capacidad de endeudamiento está agotada, cuando el desempleo crece y cuando la única salida es añadir deuda a una deuda que no se puede pagar, hay que buscar responsables para mostrar al pueblo que sus gobernantes velan por su seguridad". Porque, prosigue, ¿quién demonios va a sentir lástima por esos cabrones de S&P?, pregunta irónico.

"¿Por qué, si tanto se busca la justicia, no se llega hasta el más negro fondo para investigar si las autoridades financieras sabían y toleraron aquel marasmo?. Porque podrían salir cosas muy feas y muchos nombres de muy arriba implicados en el tinglado", señala.

La verdad, concluye, "siempre se halla detrás de un muro muy alto". Si las agencias no hubiesen existido o hubiesen elaborado sus informes con extrema prudencia, piensa Becerra, el mundo no hubiese crecido como creció y su población no hubiese sido tan feliz como fue. "Gracias a las agencias el mundo fue bien, aunque ahora se maldiga lo bien que fue y se reniegue de ello".

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky