Los líderes de la Unión Europea se enfrentan a una nueva prueba de fuego. Entre las jornadas de hoy y de mañana -e incluso durante el fin de semana- se juegan en torno a un billón de euros para los siete próximos años pero, sobre todo, la permanencia de las políticas comunitarias tal y como las conocemos hasta ahora.
"No estamos en tiempos normales. Hacen falta unos Presupuestos que reflejen la situación de muchos países que están en periodos de consolidación fiscal", aseguran fuentes diplomáticas europeas.
Sin embargo, para Francia, Italia, Portugal y España estos momentos de crisis y austeridad no deberían ser el motivo del recorte de un Presupuesto que ha demostrado tener un valor añadido fundamental en los países más necesitados. Lo contrario piensan los países contribuyentes netos, liderados por Reino Unido, que abogan incluso por recortar el Presupuesto más de los 80.000 millones que propone el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. Su propuesta incluye tijeretazos en los fondos de cohesión de ayuda a las regiones (casi 30.000 millones de euros) y en la Política Agrícola Común (PAC) en cerca de 25.500 millones de euros.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, mantendrán a lo largo del jueves reuniones bilaterales con cada uno de los líderes europeos para escuchar lo que quiere cada uno de ellos y sobre todo, lo que rechazan de plano, es decir, lo que podrían vetar. El denominado "confesionario" con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, está previsto a las 18:00 horas. La cumbre empezará formalmente a las 20:00 horas
Defensa de los intereses
La pelea de los fondos tiene mucho de circo mediático ligado a lo que después vende cada uno de los jefes de Estado y de Gobierno al volver a casa, puesto que las diferencias reales entre los que apuestan por los recortes y los que no los quieren sólo equivalen al 0,1% o 0,2% del PIB. El líder de los liberales en el Parlamento, Guy Verhofstadt, puso un ejemplo claro: el Presupuesto de la UE es inferior al de Bélgica o Austria.
Por ahora, se prevé que Mariano Rajoy exponga los motivos de su rechazo a la propuesta del presidente del Consejo Europeo sobre el presupuesto de la UE para 2014-2020, dado que contiene drásticos recortes para los intereses españoles, especialmente en materia agrícola. En concreto, España, que por vez primera desde su adhesión a la UE va a convertirse en este periodo en contribuyente neto, perdería unos 20.000 millones de euros.
El Gobierno lamenta que la propuesta de Van Rompuy no tiene suficientemente en cuenta la situación de los países más afectados por la crisis. Con los ajustes que se barajan, se verían afectadas todas las comunidades autónomas que reciben fondos europeos salvo Canarias, ya que las ayudas a las regiones ultraperiféricas se mantienen prácticamente sin cambios.
Además de España, Eslovaquia, Bulgaria, República Checa, Croacia, Estonia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, Rumanía y Eslovenia consideran inaceptable el plan Van Rompuy por los recortes a la política de cohesión. También Francia se opone por la reducción de las ayudas agrícolas
Por su parte, los países más duros, como Reino Unido, Suecia o Finlandia, consideran que va en la buena dirección, aunque reclaman todavía más reducciones. Por su parte, el primer ministro británico afronta esta negociación desde un posición complicada, puesto que incluso si consigue la ansiada congelación el Reino Unido podría tener que aportar más dinero del que ha destinado en el tramo que concluye el año próximo, informa Eva M. Millán.
Un severo revés para un David Cameron que acude a las conversaciones con la espada de Damocles que el Parlamento británico colocó sobre su cabeza. Westminster le reclama una reducción de gasto, por lo que el premier no puede regresar con menos de la congelación prometida. El problema es que dado que el Presupuesto se aborda de manera global, no por países, Londres podría tener que dedicar más de lo que ha entregado.
Diferencias institucionales
Pero esta guerra no es sólo entre países, también lo es entre instituciones. El presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, acusó al Consejo -que en realidad reúne a los 27 Estados- de poner en peligro las inversiones necesarias para reactivar el crecimiento.
"¿Cómo van a entender los europeos que, cuando hay cumbres en Bruselas para encontrar centenares de miles de millones de euros para salvar a los bancos, se llega a un acuerdo, pero cuando se trata de algunos millones para ayudar a los más pobres, se oyen muchas más voces negativas que positivas?", se preguntó ayer en un discurso ante la Eurocámara. A su juicio, "las políticas comunes, la puesta en común del gasto, representa una plusvalía y un ahorro real", y oponerse a ello es dañar el proceso de consolidación fiscal. "Es frenar la consolidación presupuestaria. Es evitar un gasto más sinérgico y eficaz", aseguró.
En esta batalla, el Ejecutivo comunitario cuenta como aliado al Parlamento Europeo, que por primera vez, gracias a la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, tiene poder de codecisión sobre el Presupuesto, e incluso puede llegar a tumbar el marco presupuestario anual 2014-2020 que salga del Consejo Europeo. De hecho, el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, ya ha advertido que "no permitirá" que la UE falte a sus compromisos con un paquete insuficiente.