Economía

Los ganaderos españoles denuncian que el sector está al borde de la quiebra

"¿Me pregunta usted por la subida del precio de los cereales? No es más que un suma y sigue", contesta con resignación Antonio Medrano, el propietario de una explotación de ovino y vacuno que pasta en la zona de Pinares, Soria, "en unos montes preciosos que la ganadería ayuda a mantener", dice emocionado tras lamentar que en toda esta cuestión, lo que más le molesta es que los ganaderos "quedemos como malos gestores".

Lo cierto es que las pérdidas en el sector acumulan desde 2006 casi 2.000 millones de euros, según las patronales del sector. En porcino, se viene perdiendo 958 millones de euros, en otros como vacuno y ovino, otros 962 millones y el de aves acumula 523 millones de euros. Uno de los buques insignia de la ganadería española, el cerdo ibérico, lastra pérdidas de hasta 400 millones de euros.

La imagen de manifestaciones frente a las puertas del Ministerio de Agricultura se repite desde verano. En diciembre, miles de ganaderos se concentraron para denunciar que 400.000 pequeñas y medianas explotaciones ganaderas se encuentran al borde del colapso económico.

Suben las materias primas

Una crisis que más allá de cuestiones arraigadas desde hace décadas en el sector primario español, y europeo por extensión, apunta a un culpable visible desde verano de 2007: el extraordinario alza de precios de las materias primas para fabricar los piensos, como complemento a los pastos, básicamente cebada, maíz, trigo y oleaginosas, como la soja, que aportan otros nutrientes y proteínas.

Eduardo Estero, un ganadero que explota unas 750 cabezas de oveja y cordero manchego en la sierra de Alcaraz, Albacete, explica que el kilo de cebada que hace dos años le costaba 10 céntimos de euros, hoy le viene costando 21. Y la soja que entonces le costaba a 14 céntimos, hoy le cuesta unos 30 céntimos.

Luis Laso, con 800 cabezas de porcino, vacuno y ovino cuenta que "trabaja sin ganar nada e incluso por debajo de los costes de explotación". Él también observa que alimentar a sus animales le sale el doble de caro de un año para otro. El pienso completo le ha subido de 21 céntimos el kilo a 34 céntimos. Y como "hecho a posta", según sus propias palabras, el precio del animal ha bajado. Sus cerdos cebados con pienso, cruce de ibéricos, venían costando 312 euros y ahora se han puesto en 192 euros.

Culpar a los biocombustibles

Según los datos que la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ha ido recopilando a lo largo del año, el precio de la cebada se ha incrementado en un 43 por ciento desde marzo del año pasado hasta este mes, de 159,06 euros la tonelada a 228,50. El maíz lo ha hecho casi en un 30 por ciento y la soja, cerca de un 60 por ciento.

En este escenario, no pocas voces autorizadas han culpado al desarrollo de carburantes alternativos basados en estas materias primas. El informe sobre Perspectivas Agrícolas 2007-2016 de la CDE y la FAO apunta explícitamente que el desarrollo de los biocombustibles como fórmula para reducir la dependencia energética de los carburantes tradicionales encarecerá los precios agrícolas a nivel mundial "por encima de niveles históricos de equilibrio en los próximos diez años".

Los biocombustibles más conocidos son el bioetanol y el biodiésel, el primero fabricado a partir de maíz, caña de azúcar o remolacha, y el segundo hecho a base de aceites vegetales. La Unión Europea establece que a partir de 2010, cerca del 6 por ciento del carburante tendrá que ser de este tipo, y en 2020, el 10 por ciento. La decisión se apoya en que este carburante es menos contaminante, biodegradable y con un precio inferior a los minerales.

Reservas mundiales

Sin embargo, establecer una relación directa entre el alza de estas materias primas y el desarrollo de biocombustibles es para muchos algo erróneo. "A día de hoy apenas se desvía cereal a la producción de biocarburos y hay algunos, como la cebada que abastece a la producción de piensos, que ni siquiera tienen ese uso", explica Montserrat Cortiñas, vicesecretaria general de UPA. "Se ha culpado a algo que está en fase más que incipiente".

Algo que también opina la Asociación de Productores de Energías Renovables (Appa) por más que puedan ser parte interesada. Manuel Bustos, el director de Biocarburantes, se refirió en su día a campañas injustificadas en contra de los biocarburantes: éstos apenas suponen el 2 por ciento de las compras en el mercado cerealista español. La producción de cereales en España es de unos 30,6 millones de toneladas, de las que unos 23 millones se destinan a la alimentación animal en forma de piensos; 4,3 millones al consumo humano y sólo 2,2 millones a usos industriales, de los que una parte limitada de esta porción es para biocombustibles, dice Appa. Hoy día, tienen un peso de menos del 1 por ciento en el mercado español de carburantes.

En opinión del director general de Ganadería, Carlos Escribano, han confluido una serie de circunstancias: falta de stock de cereales en el mundo, malas cosechas en zonas productoras de trigo y el impulso tomado por economías tradicionalmente exportadoras de cereal, como India o China, que han pasado ahora a ser importadoras.

Las reservas en números rojos es un hecho constatado. Según datos del Consejo Internacional de Cereales, no han parado de descender desde 2004, pasando de 330 millones de toneladas a 247 millones en la actualidad. De forma paralela, la producción sufrió un bajón en la campaña del año pasado, de 1.602 millones de toneladas a 1.572 millones. Y el consumo no ha dejado de subir: 1.601 millones de toneladas en 2004; 1.615 millones en 2005; 1.624 en 2006; 1.676 en 2007...

Unido a todo esto pero como factor en sí mismo, Montserrat Cortiñas se refiere a los movimientos de especulación en el marco de un mercado libre. Oferta y demanda, así de simple. Si la demanda se ve presionada por nuevos mercados y la oferta, por una mala cosecha, suben los precios. Algo que, sin embargo, "resulta devastador en la ganadería familiar, al triplicar los gastos de mantenimiento. Para cebar al mismo animal el gasto se ha triplicado, mientras que el producto cuesta lo mismo, incluso menos".

Genéticamente modificados

Y como ruido de fondo, un hecho que contribuye a empeorar más si cabe la posición de los ganaderos españoles. Como señala Adolfo Alcalde de Asaja, "en este escenario resulta más barato traer carne de otros países, como Brasil y Argentina". Y hay que señalar que en esos países, así como en Estados Unidos, por ejemplo, cebar al animal resulta más barato porque se hace con variedades de cereal modificados genéticamente. En Argentina se aprueba cada año una variedad de maíz, explica un técnico de UPA, como la Mon GA-21, validada este año, cuya comercialización no está permitida en la UE.

De hecho, la política comunitaria se encuentra dividida entre países a favor de abrir esta vía y países en contra. Crisis alimentarias como la de las vacas locas engordan no en vano la preocupación de muchos. Y cuando estalla algo así, los que pagan el pato vuelven a ser los últimos de la cadena: "Los regímenes de seguridad alimentaria que se impusieron entonces los tuvimos que asumir los ganaderos", se lamenta Antonio Medrano.

No es de extrañar que los ganaderos tengan la horrible sensación de que la crisis de los precios les pone una vez más en jaque ante fenómenos que escapan a su control. ¿Cómo afrontan esta situación? "He bajado mi producción un 50 por ciento", contesta Eduardo Estero, el ganadero de Albacete. Él piensa que las posibilidades de reactivación del sector son complicadas porque el consumo también se ha resentido y las familias han reducido gastos.

Adolfo Alcalde explica que el sector más perjudicado es el ovino, "porque a la crisis de los precios se suma una mano de obra envejecida y falta de relevo generacional". Algo que vive en primera persona Medrano: "Mi hijo, de 22 años, es electricista, no quiere saber nada de un modo de vida que no ofrece perspectivas". Él tacha su situación de fracaso: "No me comí las uvas este año porque sabía que no había nada que celebrar". Luis Laso, el ganadero de Badajoz, explica que pierde unos 100 euros por cada animal que vende. El precio de las cochinas, que se venden capadas, sin posibilidad de criar, ha bajado de 300 euros a 48.

¿Qué respuesta da a todos ellos la Administración?

Escribano, recién llegado del Consejo en Bruselas, que reunió la semana pasada a todos los ministros de Agricultura europeos, explica las medidas decididas precisamente en tal foro: retirada temporal del 10 por ciento de barbecho obligatorio para el cultivo de cereal y retirada temporal de los aranceles a la importación de cereal, algo que se cree estimulará la oferta en el baldío mercado y hará bajar los precios.

Sin embargo también recuerda que cada sector tiene una problemática diferente y requiere de soluciones a medida. El porcino, por ejemplo, es estratégico para nuestro país: exportamos por valor de 2.400 millones de euros, es de los pocos mercados favorables (en más de 1.000 millones) para la balanza de pagos y es uno de los principales afectados por los piensos.

Pero el más problemático es sin duda el ovino, "que se ve abocado a una reestructuración" para garantizar su viabilidad, admite Escribano. Y en ello están trabajando. Una de las medidas tomadas el pasado mes de noviembre establece que se presionará en las instituciones europeas para que "autoricen programas de reestructuración, con el objeto de facilitar el abandono de los ganaderos con garantías". En este sentido, el vacuno lechero lleva inmerso en un proceso de reestructuración que ha hecho pasar de 160.000 a 25.000 explotaciones.

'Atacar' el consumo

Son conscientes desde el Ministerio de que más allá de las ayudas, que por otra parte avanzan irremisiblemente a su progresiva desaparición, hay que "estimular el consumo". Otra de las medidas de ese paquete consensuado con las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA, establece campañas de promoción de determinadas carnes, como la de cordero, conejo... En materia de ayudas, el documento también establece el reparto de 620.000 derechos a prima de ovino y caprino, unos 35 millones de euros para cinco años, la disminución de los módulos de los autónomos y el sufragio de los avales para préstamos.

Sin embargo, ganaderos como Luis Laso se muestran escépticos ante este tipo de medidas: "Más endeudados no podemos estar". Apostilla que a diferencia de lo que pueda pensarse, el sector ha invertido cantidades importantes en modernizarse. En la cría de animales, muchos han gastado dinero en modernas salas de parto que han ampliado la posibilidades de explotaciones antes modestas.

¿Qué responde el que está al frente de estos temas en Agricultura? "No hay que olvidar que nos encontramos ante un sector muy afectado por las oscilaciones de los precios y eso genera coyunturas especialmente desfavorables como ésta", dice Escribano. Ante todo este panorama, ¿será catastrofista hablar de Ganaderos en peligro de extinción como los propios afectados proclamaban en sus protestas ante Agricultura? Quizá sí, pero por eso reservaron una mucho más prosaica y mordaz: Ministra aliméntalos tú, que nosotros ya no podemos.

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