Economía

Borrell: el capitalismo está en manos del Partido Comunista Chino

Shanghai, 14 jul (EFECOM).- El presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, concluyó hoy su visita oficial a China de seis días con una conferencia en la que recordó la paradoja de que "el futuro del capitalismo está hoy en manos de las decisiones que tome el Partido Comunista Chino".

"Es una ironía de la historia, pero es así", afirmó. "El sistema capitalista mundial, basado en la tasa de cotización del dólar, depende en buena medida de las decisiones que toman las autoridades chinas con respecto a la compra de bonos del Tesoro norteamericano. Es peligrosa, por lo inestable, pero es real".

Borrell pronunció estas palabras durante el discurso, en castellano, que dio esta tarde en la Escuela Internacional de Negocios China-Europa, considerada la primera de Asia, y entre cuyos alumnos figuran los dirigentes, actuales y futuros, de las más importantes empresas chinas.

Borrell, que preside la institución europea más crítica con China, dijo que el gigante asiático "ahorra demasiado: el 40 por ciento de su renta", mientras en España el ahorro medio de las familias es del 0,5 por ciento.

Así "se da la paradoja de que uno de los países todavía más pobres, como es China, está financiando, con su exceso de ahorro, el exceso de consumo de los norteamericanos, que viven sobre una montaña de deudas, públicas y privadas".

Borrell elogió el crecimiento de China, en torno a un 10 por ciento anual del producto interior bruto (PIB) durante el último cuarto de siglo, que sacó a 250 millones de personas de la pobreza, aunque "las desigualdades hayan aumentado" y hay unos 800 millones de campesinos chinos pobres.

Destacó además que "los europeos somos el primer socio comercial de China, por encima de Estados Unidos y Japón", aunque todavía hay muchos "obstáculos técnicos" que ir solucionando.

También abogó por el multilateralismo.

"Todas las autoridades chinas con las que he hablado me han pedido más Europa. A China no le interesa un mundo bipolar, representado por Estados Unidos, gran potencia militar occidental, y China, la gran potencia emergente oriental. Pero para evitar esta nueva bipolaridad hacen falta nuevos polos", dijo pensando en la UE.

Borrell articuló su discurso a partir de los problemas similares que China y la UE comparten, lo que "nos debería impulsar a una mayor colaboración y presencia internacional".

Así, señaló cómo ambos están afectados por el envejecimiento de la población.

"La experiencia china de un solo hijo ha representado un freno demográfico mayor de lo que se necesitaba", afirmó.

"En Europa estamos muy preocupados porque decimos que sólo tenemos 5 personas trabajando por cada pensionista", pero en China hoy sólo hay 6 personas, y en 2030 se calcula que no habrá más que 2, una cifra que la UE no alcanzará hasta 20 años después, hacia 2050.

"El riesgo que amenaza a China es que se vuelva vieja antes de haber conseguido ser rica. Porque los europeos envejecemos, pero antes hemos crecido económicamente, somos viejos pero ricos", sentenció.

Para China, "este crecimiento del 10 por ciento anual no será eterno, y hay un problema grave de distribución interna del fruto de este crecimiento".

Así, indicó la necesidad de estabilizar los sistemas de seguridad social, ya que "cualquier modificación en los sistemas sociales y fiscales de Europa y de China tendrá consecuencias macroeconómicas importantes sobre el conjunto del mundo".

"Si China dejase de invertir tanto en la deuda pública norteamericana para ayudar más a su población envejecida, ello tendría consecuencias sobre la cotización del dólar, y por lo tanto sobre la economía mundial", subrayó.

Recordó también Borrell las fuertes diferencias sociales de China, que se disparan a la vez que la costa del país se desarrolla, marcando una diferencia entre el campo y la ciudad que genera 80.000 protestas en las zonas rurales cada año, según cifras oficiales.

"La experiencia europea nos dice que hay que remediar cuanto antes estas fracturas sociales. Si no, y si la población se queda al margen del progreso común, surgen tentaciones de refugiarse en actitudes defensivas frente a la apertura en el mundo, y de buscar remedios en el nacionalismo reductor o en el integrismo", dijo.

Por último, señaló la necesidad de trabajar conjuntamente para desarrollar tecnología y fuentes de energía limpias, "para evitar que el desarrollo chino se haga como lo hicimos nosotros los europeos, porque si ustedes lo hacen como lo hicimos nosotros, el mundo no lo va a soportar", concluyó.

Borrel cerró así su visita a China, que lo ha llevado desde el 8 de julio a Lhasa, Pekín y hoy Shanghai, donde viajó en el tren de levitación magnética, el más rápido del mundo en uso comercial (431 kilómetros por hora), y cenó con Gong Xueping, presidente del Comité Permantente del Congreso del Pueblo de la municipalidad. EFECOM

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