
El diario estadounidense vuelve a retratar el lado más oscuro de la realidad española y de nuevo lo hace con una galería de fotos en blanco y negro. Si hace apenas un mes y medio hablaba de austeridad, hambre y protestas, la publicación pone el foco ahora en el tema más candente de la actualidad: los desahucios. Y lo hace con un titular elocuente: "La ola de desalojos crea una crisis de sintecho en España".
La corresponsal europea Suzanne Daley relata la situación centrándose en el drama de dos familias que han sido desahuciadas en los últimos tiempos como ejemplo de algunas situaciones que se viven en el país.
Thw New York Times recuerda el fuerte incremento de las ejecuciones hipotecarias, cientos al día, y que el Gobierno de Mariano Rajoy se ha comprometido con la oposición para afrontar el tema y anunciar medidas de emergencia.
El problema de algunas familias es que ni siquiera tienen un lugar donde ir, ya que los familiaries se encuentran en una situación idéntica. Es el caso de los Rodríguez, en Sevilla, que han dejado de pagar tras acoger en su casa a sus dos hijas, a su vez desahuciadas por no cumplir con sus respectivas hipotecas. Ante la situación han decidido ocupar un piso en un edificio de lujo terminado que nunca se llegó a vender.
Precisamente este contraste llama la atención de The New York Times, que señala que en España hay dos millones de viviendas vacías y al mismo tiempo un récord de desahucios. Esta situación está provocando que cada vez más personas ocupen estos edificios, especialmente ante la perspectiva de una deuda que les acompañará el resto de sus vidas y un sistema que les impide prácticamente poder ni siquiera acceder a un alquiler.
Y en medio de este fenómeno, muchas veces encuentran la solidaridad de los vecinos, que no denuncian este tipo de ocupaciones, que a veces incluso son de la misma casa de la que han sido desahuciados. A los Fernández, incluso, les han regalado muebles para su nuevo "hogar".
El diario también se hace de los esfuerzos de plataformas como el 15-M, con movilizaciones para paralizar los desalojos, así como del fracaso del código de buena conducta impulsado por el Gobierno hace unos meses.Y como no, de los suicidios que se han producido en los últimos días.
Precisamente una protesta consiguió frenar el desahucio de la otra familia con la que ilustra el diario su reportaje, los Hernández del madrileño barrio de Carabanchel. Marido y mujer se enfrentan a la disyuntiva de ocupar y seguir juntos o buscar acomodo por separado en casas de familiares. Pero con una carga pesada: una deuda mayor incluso que el precio que pagaron por el piso que ahora deben abandonar.