
Alea iacta est. La mayor economía del mundo decide su futuro más inmediato. Los estadounidenses determinan hoy martes si ofrecen una segunda oportunidad al actual presidente, Barack Obama, o por el contario darán un voto de confianza al delfín republicano, Mitt Romney. Lo cierto es que los ciudadanos acuden a las urnas en un momento clave en que el próximo inquilino de la Casa Blanca deberá lidiar con la gran ambición que caracteriza a Estados Unidos y la realidad de la economía mundial.
A la espera de los acontecimientos, es importante determinar qué factores habrá que tener en cuenta cuando millones de ciudadanos vayan a las urnas para elegir al próximo presidente del país. El sistema electoral a este lado del Atlántico puede resultar enrevesado para los espectadores internacionales, de ahí que a continuación desgranemos algunos detalles importantes a tener en cuenta.
Una maraña electoral: así funciona el sistema
En primer lugar es necesario entender cómo funciona el sistema electoral norteamericano. El Colegio Electoral estadounidense está constituido por 538 electores, personas que son nominadas por cada partido. Para ganar la presidencia un candidato debe obtener al menos 270 de esos electores. La cantidad de electores equivale al número de legisladores en el Congreso: 435 en la Cámara de Representantes, 100 en el Senado y tres por el Distrito de Columbia.
La mayoría de los estados utiliza un sistema donde el ganador se lo lleva todo en lo que a números de electores se refiere. El candidato presidencial que gana la votación popular en el estado recibe a todos los electores del estado. Por el contrario, Maine y Nebraska usan un sistema de representación proporcional que permite repartir sus electores entre los candidatos.
En estas circunstancias, es importante tener en cuenta que dada la gestión del sistema, no todos los estados son igual de importantes. Las joyas electorales son California, con 55 votos; Texas, con 38; y Nueva York y Florida, con 29 cada uno. Entre estos estados California y Nueva York son historicamente demócratas mientras Texas es republicano. Por su parte, Florida es un estado veleta que vira con cada elección.
Los 'estados veleta': ¿cuáles son los más importantes?
Además de Florida, otros estados clave este año son Ohio, con 18 votos; Virginia, con 10; Colorado, con 9; Nevada, con 6; Iowa, con 6; y Nuevo Hampshire, con 4. Este sistema explica por qué los candidatos tienden a destinar una cantidad de tiempo y dinero desproporcionada para intentar ganar en los estados indecisos. También implica que lo que parece ser una reñida carrera en los sondeos de opinión nacionales podría tener una diferencia amplia al verse estado por estado.
En estos menesteres, el estado de Ohio, con una clase obrera dominante, se ha convertido en una llave que podría abrir la puerta a la Casa Blanca para cualquiera de ambos candidatos. Junto con Florida, es el mayor premio electoral de los estados indecisos y es imprescindible para Romney ganar alguno de los dos si aspira a alcanzar los 270 votos electorales.
New Hampshire es considerado un péndulo entre los dos partidos a nivel presidencial. En las últimas cinco elecciones, el candidato demócrata ha ganado tres veces, mientras que el candidato republicano se hizo con la victoria dos veces. Por su parte, Wisconsin en esta ocasión debería ir a parar a manos republicanas, dado que Paul Ryan es el hijo predilecto de este estado y candidato republicano a la vicepresidencia.
Otro estado clave, Virginia, ha desatado la guerra entre ambos partidos. Los demócratas insisten en que están bien posicionados y ligeramente por delante mientras que los republicanos consideran que Romney podría llevarse el gato al agua. Por último Colorado es considerado por muchos el estado olvidado, sin embargo dadas las circunstancias los candidatos han invertido bastante tiempo en él.
El Congreso y parte del Senado también se la juegan en las urnas
Los 435 escaños que forman la Cámara de Representantes están en juego. De los 100 escaños del Senado, 33 serán elegidos el próximo martes por lo que detrás de la batalla presidencial también tenemos que estar atentos al pulso por el control del Capitolio.
Recordemos que a día de hoy, los republicanos controlan la Cámara Baja con 242 escaños frente a los 193 en manos de los demócratas. Por su parte, los demócratas controlan la mayoría en el Senado por sólo tres escaños de diferencia.
En estos momentos hay varias carreras electorales al Congreso y al Senado a las que merece la pena prestar atención. El candidato al asiento en el Senado por Indiana, Richard Mourdock, levantó cierta polémica al afirmar la semana pasada que él se opuso a la libertad de elección sobre el aborto incluso en casos de violación. Una declaración que sirvió de recordatorio de las declaraciones del aspirante al puesto en el Senado por Wisconsin, el republicano Todd Akin, quien afirmó en septiembre que en un caso de "violación legítima", la concepción no es posible.
Otra contienda interesante estará en Massachussets, donde los republicanos corren en peligro de perder el escaño en el Senado, hasta ahora en manos de Scott Brown y antiguamente ocupado por el celebre Ted Kennedy. Ahora la demócrata Elizabeth Warren podría hacerse con la victoria si nos hacemos eco de los últimos sondeos.
La clave está en la participación
Más de la mitad de los estadounidenses en edad de votar acudió a las urnas durante las elecciones presidenciales. En 2008, la cifra de participación fue inusualmente alta con un 56,8 por ciento. Desde 1980, dicho porcentaje ha oscilado entre 49,1 por ciento y el 55,3 por ciento. Tanto el presidente Barack Obama como el candidato republicano Mitt Romney han cortejado al voto femenino y por una buena razón: históricamente hay más mujeres que hombres listas para acudir a las urnas el próximo martes y la participación de entre las mujeres de EEUU se espera que supere considerablemente al de los hombres.
Otro grupo clave es el voto latino, especialmente para Obama. Su apoyo entre los afroamericanos es del 92%, mientras que los votantes blancos parecen haberse alejado de él.
Uno de los últimos sondeos del Wall Street Journal-NBC News, muestra que su apoyo entre los votantes blancos es del 36 por ciento, siete puntos menos que en 2008. La misma encuesta dio a Obama una ventaja del 70% frente al 25% del candidato republicano Mitt Romney entre los posibles votantes latinos.
Reconquistar América o moverse hacia delante
El eslogan republicano de "recuperar de nuevo América" está centrado principalmente en la reducción de impuestos, menos gobierno y en cierta forma el regreso a una regulación más laxa, especialmente en la industria financiera. Los críticos afirman que estas políticas van a destruir la clase media y debilitar la economía.
Por su parte, los demócratas optan por moverse "hacia delante", es decir, apuestan por continuar con sus estímulos económicos, mejorar los programas sociales, en especial culminar la implementación de la reforma sanitaria, y aumentar los impuestos a las rentas más altas. Los críticos afirman que estas políticas llevarán al país a la bancarrota.