El Gobierno estadounidense cerrará el año fiscal de 2012 con un déficit de 1,1 billones de dólares, lo que supone un 7,3% del Producto Interior Bruto, según las estimaciones de la oficina presupuestaria del Congreso (CBO). En marzo, la previsión fue de 1,2 billones.
El organismo prevé que la economía del país crezca un 2,1% en 2012, aunque espera que caiga un 0,5% entre el cuarto trimestre de este año y el último de 2013, si entran en vigor los incrementos de impuestos y los recortes de gastos previstos estipulados por el Congreso.
Como resultado de la disputa entre la Casa Blanca y el Congreso el año pasado acerca del límite de endeudamiento nacional surgió un programa por el cual el Gobierno debe recortar gastos o se pondrán en marcha recortes automáticos a comienzos de 2013.
A finales de diciembre expirarán las rebajas de impuestos promulgadas en 2001 y 2003 por el entonces presidente George W. Bush, y el Congreso no se ha puesto de acuerdo con el presidente Barack Obama acerca de la extensión de ese alivio impositivo.
Mientras que los republicanos, que esperan ganar la elecciones presidenciales de noviembre, proponen la extensión de las rebajas de impuestos para todos los ciudadanos, los demócratas defienden por ampliarlas para los que ganen menos de 250.000 dólares anuales pero no para los más ricos.
Asimismo, el Poder Ejecutivo y el Congreso han extendido, pero sólo hasta fin de 2012, los programas de subsidio por desempleo, ya que el índice de paro está en el 8,3%.
El fin de los recortes impositivos y de los subsidios por desempleo supondría recortes de la inversión gubernamental, de la recaudación de impuestos y el desamparo de millones de personas que no encuentran trabajo.
La Oficina de Presupuesto del Congreso calculó que si EEUU cae en este "abismo fiscal" el país entrará en una recesión durante la que el índice de desempleo subirá a alrededor del 9% en la segunda mitad de 2013.