
El Banco de Inglaterra (BoE) ha recortado sus previsiones de crecimiento e inflación para la economía británico, lo que puede ser interpretado por los inversores como una señal de que puede realizar nuevos estímulos en los próximos meses.
El gobernador Mervyn King pronostica en su informe anual sobre la inflación que la economía no crecerá este año, si bien el pasado mayo había anticipado que el ascenso sería de un 0,8%. El informe señala la "inusual incertidumbre" que rodea a las previsiones de crecimiento de la economía del país, que reflejan la posibilidad de que los factores que contribuyen a la debilidad del crecimiento desde la crisis financiera se mantengan.
Durante los próximos dos años, el BoE espera que el Producto Interior Bruto (PIB) crezca alrededor del 2% en los próximos dos años, frente a una estimación realizada en mayo del 2,5%. "El nivel de producción no es probable que supere los niveles anteriores a la crisis antes de 2014", señala.
Además, prevé que la inflación se mantenga en torno al 1,6% interanual en el mismo periodo, por debajo del 2% que la entidad tiene como objetivo.
"A diferencia de los atletas olímpicos que nos han emocionado en los últimos quince días, nuestra economía aún no ha alcanzado su mejor forma. Pero se está recuperando lentamente", ha señalado King, quien incidió en que la recuperación y el reequilibrio de la economía británica será un proceso "lento y largo".