
"En cualquier caso no hay alternativa". Así de rotundo se muestra el economista Santiago Niño Becerra en su última artículo de La Carta de la Bolsa, en el que el catedrático de la Universidad Ramón Llull explica lo que, según él, está pasando actualmente. Y recuerda las palabras del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, "España ya no tiene libertad de elección".
"De entrada un recordatorio: esto que está pasando es un crisis sistémica, es decir, el modo como las cosas se estaban haciendo se ha agotado, luego ya no sirve, por lo que ha de ser sustituido por uno nuevo: nuevo", asegura.
Por ello, considera que es absurdo que se trate de reconstruir lo que la crisis ha derrumbado, ya que "es absurdo pretender arreglar algo que no sirve ni como objeto decorativo, luego seguir por ahí tan sólo supone desperdiciar recursos".
Un cambio de película y complejo
En línea con su modo de pensar, nos encontramos ante un cambio de modelo, una transición que nos sumerge de lleno en la globalización y nos traslada hacia un modelo en "el que la disponibilidad de recursos es limitada, que sólo lo necesario será importante, y que la norma será la escasez. El cambio es de película", afirma.
Este modelo es complejo, según Becerra, ya que afecta a tres niveles: un crecimiento anémico que es incapaz de financiar los gastos de los Estados, una deuda que se arrastra que es sencillamente impagable y unos bancos que "guardan unas cantidades de porquería indigeribles".
"Los quehaceres de esta transición deberían ir orientados hacia la solución de esta triple problemática: eliminar la porquería que acumulan los bancos, reducir la deuda que deben personas físicas y jurídicas, y redefinir la organización geoeconómica de forma que las áreas y zonas necesarias y/o con posibilidades reciban los recursos que precisan a la vez que se estructuran las restantes menos posibles", añade.
"Superada esta transición podrá comenzar eso que todo el mundo espera: la recuperación, pero no para volver a lo-de-antes: eso es imposible porque los supuestos que entonces se hicieron hoy se sabe imposibles, sino para comenzar a funcionar con el nuevo modelo. Se crecerá de nuevo, pero de forma distinta y en modo diferente", continúa.
Y entonces concluye: ¿se vivirá mejor o peor?. "Si se toma como referencia la disponibilidad de y el acceso a todos los bienes de consumo de los que se podía disponer y a los que se podía acceder, peor; si se pone en foco en la eficiencia, mejor. En cualquier caso no hay alternativa".