
La agencia Bloomberg analiza hoy la problemática situación europea y su banca, y realiza una comparativa entre lo que sucedió en los años 30 del siglo pasado y la actualidad, recordando los acontecimientos que desembocaron en la llegada de Adolf Hitler al poder. Además, traza una similitud entre Bankia y el Creditanstalt, el banco austríaco que inició el caos en plena Depresión.
En 1931, esta entidad, fundada por la dinastía Rothschild y que entonces era el mayor prestamista de lo que quedaba del Imperio Habsburgo, sufrió una corrida bancaria. Su colapso tras fusionarse con un rival insolvente provocó una crisis que dejó Alemania y Europa Central plagada de bancos quebrados, provocó defaults en Europa y América Latina, obligó a la libra esterlina a abandonar el patrón oro y provocó que la Reserva Federal de Nueva York tuviera que actuar.
"La mayor catástrofe económica del último siglo, ha sido, sin duda, la gran crisis tras 1929", aseguraba esta semana Ewald Nowotny, gobernador del Banco Central de Austria. "Puedo asegurar que cuando tuvimos la gran crisis de 2007 y 2008, volvió a la memoria de todos, de cada banquero central, que debíamos evitar lo errores de los años 30".
El círculo vicioso
Sin embargo, lo que el profesor de Princeton Harold James denomina "círculo vicioso" de contagio entre bancos y estados es lo que está pasando ahora, justo como hace 80 años, y ahora el centro de atención es España. El acuerdo de la Unión Europea con el país, que recibirá 100.000 millones de euros, provocado por el colapso de Bankia, dejará al país con una deuda cercana al total de su PIB anual.
"La cuestión crítica ahora y en los años 30 es que no puedes distinguir entre deuda soberana y bancaria", explicó el economista de Lombard Street, Brian Reading, a Bloomberg. "Mientras los sistemas bancarios sigan siendo nacionales, no importa mucho como de internacional sea el banco, el contribuyente local estará comprometido a él si colapsa".
De nuevo echando la vista atrás, Alemania también introdujo políticas de austeridad en los años 30: se subieron los impuestos, se redujeron salarios y prestaciones y el desempleo se disparó, provocando la ira popular que azuzó Hitler. Ahora, los extremistas vuelven a ganar terreno, y no solo en países tan golpeados como Grecia, sino también en otros más "sanos" como Francia.
Fusiones que no sirven para nada
En 1931, Creditanstalt, como Bankia ahora, fue creado con fusiones de bancos debilitados por créditos tóxicos y agujeros de capital.
Cuando cayó, el gobierno lo intervino, dañando fatalmente su propio crédito. A continuación, los inversores huyeron de los bonos austríacos y de los chelines austríacos, tal y como explica Michael Bordo, de la Universidad de Stanford. "El Creditanstalt fue forzado a fusionarse con un banco insolvente, lo que le derribó", añade Bordo. "Realmente, Austria tenía un sistema financiero preparado para servir a un imperio que ya no estaba allí. El banco era demasiado grande".
"Como banco, si tus activos tienen problemas en un país, repatrias los créditos de los países que son los siguientes más vulnerables", explicó James. "Los bancos cortando el crédito son parte del mecanismo de contagio y eso también es parte de la historia actual".
El contagio llega Alemania
En junio de 1931, con el sistema financiero alemán al borde del colapso, el Reichsbank, el banco central alemán entonces, recibió un préstamo de 100 millones de dólares, equivalente a más de 5.000 millones de dólares de hoy, de los bancos centrales de Francia, Reino Unido y EEUU. La suma resultó insuficiente para cubrir la demanda de divisas extranjeras de Alemania, y Francia bloqueó un crédito mayor ya que estaba preocupada por la unión aduanera de Alemania y Austria.
A continuación, cayó el banco alemán Danatbank, provocando una huida de capital de Alemania. Para septiembre de ese mismo, la banca alemana, incluyendo el Commerzbank y el Deutsche Bank, pasaba a estar bajo control estatal.
El contagio continuó: Reino Unido tuvo que abandonar el patrón oro después de que la huida de los inversores de la libra le costara el 20% de sus reservas. EEUU tuvo que subir los tipos de interés para defender sus propias reservas de oro y Franklin D. Roosevelt impuso unas vacaciones bancarias (cierre temporal de todos los bancos) y prohibió a los ciudadanos guardar oro.
Banca y crisis sitémica
"Lo que empezó como una crisis de liquidez se convirtió en un problema de solvencia", explicó Olivier Accominotti, profesor de historia económica de la London School of Economics. "Había un gran riesgo de una crisis sistémica".
Los accidentes pueden convertir en grandes amenazas sistémicas, asegura Larry McDonald, extrader de Lehman Brothers y uno de los autores de "A Colossal Failure of Common Sense", libro sobre la caída de la firma de inversión. "Todo se reduce al riesgo sistémico. "La naturaleza mortal de un colapso bancario es que puede provocar que todo caiga. Los bancos están interconectados globalmente. Todo está interconectado".
"Los bancos son casi siempre el mecanismo de transmisión del contagio. La fuga de depósitos de la banca es lo que las autoridades temen más. Son la única cosa que no pueden controlar", concluye Bordo.